Durante 30 años, violó a sus dos hijas, a las que dejó embarazadas 19 veces y con las que tuvo nueve niños, de los que siete están vivos. El hombre, cuya identidad no ha sido dada a conocer para preservar el anonimato de su descendencia, nació en la localidad de Sheffield (Reino Unido), tiene 56 años y ha sido condenado a cadena perpetua. El juez ha recomendado que cumpla un mínimo de 19 años y seis meses.

La prensa lo ha bautizado como el Josef Fritzl británico, por la similitud de este caso con el del austriaco que durante 24 años mantuvo cautiva en el sótano familiar a su hija, que le dio siete niños. Pero el inglés, a diferencia de Fritzl, no ocultaba a su prole, que fue aumentando pese a las denunciadas de varios allegados desde hace dos décadas, cuando nació el primer bebé.

Las agresiones comenzaron cuando las niñas tenían unos 8 años, tras abandonar la madre el hogar, cansada de la violencia de su marido. Las chicas trataron de resistirse a los deseos del padre, pero este las golpeaba. En una ocasión, llegó a dañar los ojos de una de ellas metiéndole la cabeza en la chimenea. Y cuando empezaron a nacer los bebés, las amenazó con quitárselos si trataban de marcharse o de revelar lo que ocurría.

Pese a ello, las dos hermanas lograron contactar por teléfono con los servicios sociales al menos una vez, pero como no obtuvieron garantías de que cuando todo acabara podrían quedarse con los niños prefirieron no seguir con la denuncia. El agresor, que trabajaba como empresario independiente, esquivaba a los curiosos manteniendo a la familia aislada y cambiando frecuentemente de localidad, desplazándose a lugares remotos.

Ayer, el primer ministro, Gordon Brown, calificó el caso de "ultraje inexplicable". De momento se ha abierto una investigación para saber qué profesionales de la sanidad, servicios sociales y la policía tuvieron algún contacto con las víctimas.