El proyecto Iter se queda en Europa. La ciudad francesa de Cadarache fue designada ayer sede del reactor experimental de fusión termonuclear, frente a la candidatura japonesa de Rokkasho. La decisión se adoptó en el curso de una reunión ministerial celebrada en Moscú en la que participaron las seis partes integrantes del proyecto: la UE, Japón, EEUU, Corea del Sur, Rusia y China.

A causa de esta decisión, España albergará la sede de la Agencia Europea de Fusión, que, con toda probabilidad, se instalará en Barcelona. Este organismo controlará los contratos para la construcción, aportación industrial y de investigación y desarrollo del proyecto. España también podrá nombrar a uno de los dos directores europeos del Iter (en total habrá siete), según el acuerdo alcanzado en el 2003, cuando se retiró la candidatura de Vandellós para dar cabida al proyecto.

El Iter tiene como objetivo construir un gran reactor de fusión nuclear que fabrique energía limpia y segura a partir de isótopos del hidrógeno. A finales de este año se espera llegar a un acuerdo sobre la financiación conjunta del proyecto, cuyo presupuesto es de 10.000 millones (1,6 billones de pesetas), a invertir durante 30 años.

SIETE AÑOS DE OBRAS La UE y Francia contribuirán con el 50%, mientras que las otras cinco partes pagarán cada una un 10%. Los costes de construcción del reactor experimental se estiman en 4.570 millones de euros. El director de la agencia de la energía nuclear rusa (Rosatom), Alexander Rumiantsev, dijo que la construcción del reactor se prolongará durante siete años.

La victoria de Francia puso fin a varios años de tensas negociaciones bloqueadas desde el 2003 por el enfrentamiento entre europeos y japoneses para hacerse con el proyecto. Rusia siempre ha apoyado la candidatura de Cadarache, donde desde hace 15 años funciona un centro de investigación de energía nuclear.

La designación francesa se consiguió a cambio de importantes concesiones a Tokio. La UE transferirá hasta un 10% de los contratos del Iter a Japón y permitirá que ambos bloques participen a parte iguales en los componentes de alta tecnología. Además, la UE se comprometió a apoyar a un candidato japonés para el puesto de director general de la organización del Iter, así como respaldar el derecho de Tokio a tener más personal en la organización el que correspondería según su cuota proporcional de participación. Además, algunas de las oficinas del proyecto podrán ubicarse en Japón.

ENTUSIASMO FRANCES El presidente francés, Jacques Chirac, puede disfrutar al fin de una buena noticia, que también ha celebrado toda la clase política francesa excepto los ecologistas. La elección de Cadarache fue acogida con gran entusiasmo. "Es un gran éxito para Francia y para Europa", afirmó el jefe de Estado inmediatamente después de hacerse público el acuerdo.

Chirac anunció que el jueves visitará personalmente el lugar donde se tiene que instalar el Iter, pero antes quiso agradecer a la Comisión Europea y a los miembros de la Unión su "apoyo sin fisuras", dijo, en la negociación. El agradecimiento lo hizo extensivo a Rusia y China, también partidarios de instalar el proyecto en Cadarache.

El futuro reactor de fusión es un "desafío científico y tecnológico sin precedentes", subrayó Chirac, y abre la vía a la construcción en Francia de "un equipamiento esencial para la investigación sobre las energías que no emiten gases causantes del efecto invernadero".

La victoria europea frente a la candidata japonesa "ilustra la capacidad de los países de la Unión Europea de llevar a cabo grandes proyectos cuando están unidos", afirmó el primer ministro Dominique de Villepin. "Es una victoria para nuestro país, es incontestable, pero diría que es una victoria para el mundo entero", añadió eufórico el ministro de Investigación, Fran§ois Goulard.

LAS REPERCUSIONES De Villepin aseguró que permitirá crear 4.000 empleos, lo que ha generado muchas expectativas en la región de Provenza-Alpes-Costa de Azul. "Es un formidable impulso para el desarrollo de la región, con importantes repercusiones económicas, científicas, sociales y culturales", dijo en una nota el alcalde de Marsella, Jean-Claude Gaudin. "Es una oportunidad extraordinaria para Francia --añadió-- para reforzar su posición en Europa y en el mundo".