El ferreret o sapo partero balear (Alytes muletenses ), uno de los anfibios más pequeños del mundo, sobrevive en torrentes de difícil acceso de la sierra de Tramontana, en Mallorca, y en un puñado de centros de cría en cautividad. Es difícil cuantificar cuántos quedan, pero son tan pocos --a duras penas se superará el millar de ejemplares-- que una organización conservacionista del Reino Unido lo acaba de incluir entre los 100 anfibios más amenazados del planeta. En la lista hay también ranas, tritones y salamandras de los cinco continentes, aunque el estudio alerta esencialmente de la situación en Europa: de seguir la progresión actual --subraya la lista--, más del 50% de las especies que aún viven en el viejo continente habrán desaparecido en el año 2050.

Europa tiene 80 especies de anfibios, la mayoría en el Mediterráneo (España, Italia y Grecia). En el caso del ferreret, se trata de un sapo que nunca fue muy abundante --se llegó a dar por extinguido hace unas décadas--, pero la pérdida de hábitats y la llegada de un hongo que causa quitridiomicosis, posiblemente transportado por ejemplares reintroducidos, le están dando la puntilla. En el planeta, el 32% de los anfibios están catalogados como en peligro de extinción, un porcentaje muy superior al de aves (12%) y mamíferos (23%).

En Europa están también muy amenazados el sapo partero bético, presente solo en Andalucía oriental, y la Proteus anguinus , una salamandra cavernícola de los Balcanes. Claro está que peor le ha ido a la rana Taudactylus acutirostris , de Australia, y a la salamandra mexicana Chiropterotriton magnipes , de las que nada se sabe hace diez años.