No puede ser casualidad. El País Vasco, una de las dos autonomías donde las competencias de control del tráfico están transferidas, marcó un récord positivo la pasada Semana Santa al no registrar ninguna víctima mortal. La cifra contrasta con el dato de Cataluña, la otra comunidad que dirige el tráfico, que contabilizó 13 fallecidos (14 según la DGT), uno más que el año pasado.

El caso de Euskadi es digno de un análisis profundo. Bajo la dirección del consejero de Interior, Javier Balza, viene marcando mínimos históricos desde hace años, tanto en el conjunto del año como en las minivacaciones. Si en la Semana Santa del 2003 registró cuatro fallecidos, en el 2004 bajó a tres, en el 2005 a uno y, tras repuntar a dos en el 2006, volvió a caer a uno en el 2007. En el 2008 ha logrado el objetivo de ningún muerto que parece una utopía para comunidades como Cataluña. Otras lo habían conseguido antes o incluso este año, como La Rioja y Navarra, pero su parque móvil y la población son tan pequeños que el dato no es significativo.

La distribución de la mortalidad en Semana Santa por comunidades autónomas fue uno de los focos de atención del balance ofrecido ayer por el ministro del Interior. Alfredo Pérez Rubalcaba destacó también la gran mejoría experimentada por Andalucía, que ha pasado de los 22 muertos del 2007 a solo siete, y restó importancia a los datos negativos, como el caso de Cataluña. "Se ha producido un aumento porque en años anteriores había bajado más que el conjunto de España", dijo.

SIN TRIUNFALISMO Pese a los excelentes resultados con los que concluyó la Semana Santa --un descenso del 39%, de 103 a 63, "la mejor cifra de la historia"--, Rubalcaba se curó en salud y quiso huir del discurso triunfalista. En su opinión, la Semana Santa de este año ha venido a "normalizar" las cifras de siniestralidad. Desde el 2004 estaban bajando los fallecidos en el conjunto del año, pero las vacaciones de primavera se resistían a seguir la misma tendencia. Ahora, de un solo golpe, se han sumado al descenso general.

La explicación de los buenos datos de Semana Santa es, por tanto, la misma que para el conjunto de los últimos cuatro años: la implantación del carnet por puntos --que no solo "sigue funcionando, sino que tiene un largo recorrido por delante"--, el nuevo Código Penal, los radares, las campañas y la labor de los medios de comunicación.

El factor que hoy gravita más negativamente sobre la siniestralidad, los accidentes de moto, apenas han tenido incidencia esta Semana Santa. Los motoristas fallecidos han pasado de cinco a ocho, cifras ambas relativamente pequeñas que se explican por el bajo uso de este medio de transporte en fechas en las que el frío aún es intenso.

A POR LA VELOCIDAD Cara al futuro, además de profundizar en las políticas iniciadas, el ministro apuntó a la velocidad como la causa que más se resiste a bajar y citó como ejemplo que este elemento estuvo presente en el 40% de las muertes de esta Semana Santa.

Los impulsores de la nueva política de seguridad vial que ha cosechado tan brillantes resultados --el director general de Tráfico, Pere Navarro, y su equipo-- recibieron encendidos elogios por parte de su ministro que parecen garantizarles la continuidad en su puesto siempre que Rubalcaba, como es más que probable, acabe cediendo a las presiones de Zapatero y siga en Interior.

"No puedo responder a esta pregunta sobre la continuidad del director general porque soy un ministro en funciones, pero sí puedo decir que Pere Navarro lo ha hecho muy bien. El y su equipo. Estoy encantado con ellos", destacó, aunque no se abstuvo de recordar la predicción fallida de Navarro en la Semana Santa del 2007, cuando dijo que sería "un fracaso no bajar de los 100 muertos".

"Entonces se equivocó, pero con los datos de este año ya ven que tuve razón en mantenerlo en su puesto", bromeó el ministro de Interior.