La diócesis de la ciudad de York (Yorkshire, Reino Unido) autorizó ayer la exhumación del cadáver de Mark Sykes, aristócrata británico que en 1919 falleció en Francia. Sykes sucumbió a la terrible pandemia de gripe que azotó a buena parte del planeta en 1918 y 1919. Desde entonces, permaneció en un ataúd de plomo, cerca de la iglesia de Saint Mary. Un grupo de científicos de los hospitales londinenses de Saint Barts y Royal London están convencidos de que tal ataúd habrá conservado, junto con el cadáver, los virus que le causaron la muerte, con lo que podrán descifrar su ADN.

La variante H1N1 del virus de la gripe tipo A fue la responsable de aquella pandemia que según los registros de la época acabó con la vida de 21 millones de personas. Estudios más recientes cifran el total de víctimas entre los 50 y los 100 millones. El análisis de ADN de este virus permitiría desarrollar nuevos fármacos para prevenir los efectos de una posible pandemia. Para ello, han habilitado un laboratorio para asegurar que no exista riesgo de contaminación.

Además de estudiar la pandemia, el equipo de científicos pretende hallar muestras de virus que presenten similitudes con porciones del virus de la gripe aviar, cuya estructura genética creen que es parecida.