Especialistas en antropología forense y arqueología están exhumando los esqueletos de doce personas en una fosa situada en un escarpado monte en Alcalá de la Selva (Teruel) a 1.571 metros de altura, donde fueron enterrados en 1947 tras ser presuntamente asesinados por la Guardia Civil.

La fosa se sitúa junto a una vieja senda que presumiblemente utilizaban los maquis de la Agrupación Guerrillera del Levante por lo que el lugar tendría como objetivo advertir a los maquis de la capacidad de represión.

Los esqueletos presentan impactos de bala, algunos en el cuerpo, y todos en el cráneo, concretamente en el occipital, signo de un tiro de gracia, según señaló el codirector de los trabajos de excavación y antropólogo forense del departamento de Medicina Legal de la Universidad de Valencia, Manuel Polo.

Hasta el momento se han extraído los restos de diez cuerpos y no se descarta que aparezcan restos de los otros dos en un enterramiento situado en una ladera de pendiente pronunciada de unos 6 metros de larga, 1,30 de anchura y 50 centímetros de profundidad que aprovecha una curva de nivel del terreno.