Los expertos calculan que sólo el 15% del humo de un cigarrillo es inhalado por el fumador. El humo restante o secundario se dispersa en la atmósfera circundante y puede ser inhalado por otras personas.

Además, según los especialistas, algunas de las 4.000 sustancias químicas que contiene el humo de tabaco (50 agentes cancerígenos y 100 sustancias tóxicas) son más altas en el humo secundario, es decir, afectan más a los no fumadores.