Expertos en conflictos escolares abogaron ayer por reformar la formación del profesorado y establecer un modelo de centro con autonomía en el que las tutorías constituyan un elemento fundamental de la relación cercana con alumnos y familias para prevenir a tiempo posibles conductas violentas. Esta tarea requiere intervenciones "globales" en lugar de "medidas paliativas", señaló en sus conclusiones un congreso internacional celebrado durante tres días bajo el patrocinio del Ministerio de Educación y Ciencia.

Según los especialistas, "ni las medidas ocasionales, ni los modelos punitivos, ni el tratamiento puramente reglamentista" sirven para tratar el problema de la violencia en las aulas. El problema exige, a su juicio, proyectos educativos que establezcan normas de convivencia elaboradas por todos los sectores de la comunidad y que deberán ser respetadas por todos sus miembros.

"La convivencia, como la educación, es una construcción colectiva que, para que tenga éxito, debe basarse en un esfuerzo compartido por todos: alumnos, familias, administraciones educativas, centros, profesores y la sociedad en su conjunto", destacó el secretario general de Educación, Alejandro Tiana.

NUEVO PAPEL DOCENTE La inspectora del País Vasco Nélida Zaitegui reclamó un cambio de creencias en el profesorado para ajustarse a su nuevo papel así como nuevas competencias para afrontar la comunicación en las aulas. "Los profesores han dejado de ser transmisores del conocimiento, ya que el saber puede adquirirse por otros medios, para convertirse en guías de cómo estructurar ese conocimiento y, sobre todo, deben ser guía de humanidad", subrayó Zaitegui.

A su juicio, el reto más importante que debe abordar la sociedad multicultural en la que vivimos es "la interculturalidad, entender que vivimos juntos en igualdad de derechos y que esto sea algo real, no solo un discurso políticamente correcto".

Reconoció que la muerte de Jokin en Fuenterrabía el pasado año víctima de un presunto acoso de un grupo de compañeros ha supuesto un "mazazo", pero también un "revulsivo" que ha provocado que todos los centros de enseñanza del País Vasco reflexionen sobre el uilling , un problema "que ha existido siempre pero hacia el que ahora tenemos más sensibilidad".

La catedrática de Psicología de la Educación de la UNED, María José Díaz Aguado, reclamó ayuda y más medios para los profesores que en muchas ocasiones son también víctimas del bullying o acoso en las aulas. Para ello solicitó tiempo para que puedan implicarse en procesos de innovación educativa, de formación continua o para cooperar más con las familias.

Díaz Aguado señaló que el agresor escolar es más sexista, justifica la violencia, su razonamiento moral es más primitivo, define la justicia como venganza y padece inmadurez moral, mientras sus compañeros les perciben como arrogantes pero que se sienten fracasados.

"Son prepotentes con pies de barro y donde se producen con más frecuencia es en segundo y tercero de la ESO", explicó.

ACOSO ESTABLE Rosario Ortega, catedrática de Psicología Evolutiva de la Universidad de Córdoba, aseguró que el bullying no se acentúa entre las clases más desfavorecidas social o económicamente y que durante los últimos años no han aumentado los casos de violencia escolar en España, si bien las administraciones han diseñado planes para atajar el problema. "Los expertos europeos han concluido que la respuesta más adecuada es una escuela democrática", advirtió también Ortega.