La explosión del edificio de Gavà (Barcelona) se cobró ayer por la manaña la primera víctima mortal, una mujer de 60 años con quemaduras en el 85% de su cuerpo. Los médicos que atienden la unidad de quemados del Hospital de Vall d´Hebron han advertido a los familiares de los ingresados en dicho centro de que al menos cinco de ellos --"entre un 30% y un 40% de los 16 hospitalizados"-- tienen también altas posibilidades de fallecer en las próximas 48 o 72 horas a causa de la profundidad y extensión de las quemaduras que sufren.

Doce de los 16 ingresados en Vall d´Hebron --otros seis se encuentran en el Hospital de Bellvitge-- permanecían ayer intubados, con respiración artificial, y tan solo tres estaban conscientes. Todos están bajo los efectos de potentes dosis de fármacos derivados de la morfina y analgésicos que intentan atenuarles el dolor de las quemaduras, y reciben suero en abundancia para compensar la deshidratación que afecta a las capas más externas de sus cuerpos. Esta intervención médica, no obstante, y la toxicidad de la piel quemada que aún no se les ha podido retirar, supone un alto riesgo de infecciones, al que se añade la dificultad para oxigenar los pulmones y mantener activos los riñones.

Esos serán los puntos más vulnerables de los heridos durante las próximas 10 o 12 semanas, coincidieron los médicos, aunque su fase más crítica serán los próximos tres o cuatro días. Todos los heridos necesitan ser operados para sustituirles su piel quemada por un material biológico. Las intervenciones se iniciarán el martes, una vez esté asegurada la estabilidad pulmonar, cardiaca y renal de los heridos. Cuanto antes entren en quirófano, explicaron los cirujanos, antes quedarán libres de la gruesa capa tóxica en que se ha convertido su piel, foco de infecciones e inflamaciones.

En Vall d´Hebron permanecen los heridos más críticos, algunos de los cuales fueron atendidos en un primer momento en otros centros y fueron derivados. Un total de 14 de los 16 ingresados en este hospital permanecía noche en estado muy grave y 13 de ellos presentan quemaduras en más del 80% del cuerpo, un porcentaje que provoca en los adultos una tasa de mortalidad del 50% los casos.

Especialmente grave es el caso de un niño de 10 años con quemaduras en el 92% de su cuerpo, mientras que hay otros cuatro menores en estado crítico y dos graves. El responsable de la unidad de quemados, Joan Pere Barret, destacó que los niños tienen más capacidad de recuperación por su mayor posibilidad de regeneración.

LAS FAMILIAS Aludiendo a los familiares, y en respuesta a las críticas de algunos de ellos, que negaron cualquier apoyo del centro, Barret explicó que desde el primer momento se les ha facilitado ayuda psicológico y que "poco a poco se les intenta hacer entender la magnitud del diagnóstico de sus familiares hospitalizados".