Lejos de islas y paraísos tropicales, un total de 15.589 especies animales y vegetales del planeta se encuentran en peligro de extinción, debido al comportamiento destructor del hombre, según la lista roja hecha pública ayer en Bangkok por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

El organismo reunirá durante nueve días en la capital tailandesa a 5.000 delegados de todo el mundo para buscar una solución al problema. En su análisis culpa a la sobreexplotación de los recursos, al cambio climático y a la destrucción del hábitat natural de 27 especies en los últimos 20 años.

El inventario de este año, que incluye 3.330 nuevas especies en relación con el 2003, no puede ofrecer un futuro más negro: un tercio de los anfibios y casi la mitad de las tortugas marinas y de agua dulce están amenazadas. Una de cada ocho aves y uno de cada cuatro mamíferos que se conocen están en peligro.

Entre las primeras víctimas extinguidas de las 7.000 especies animales en peligro, la UICN confirma el cuervo de Hawai, que no ha sido vuelto a ver desde hace 15 años. El sapo de Costa Rica ha seguido la misma suerte a causa del cambio climático, la polución y las enfermedades.

LOS MAS CASTIGADOS Más de 8.000 especies vegetales se han incluido en la categoría de "amenazadas". El olivo de Santa Helena se ha "apagado" tras la muerte del último ejemplar de la especie en el 2003 sin que sus semillas fueran preservadas. En "peligro crítico" con un deterioro significativo con respecto al 2003, se sitúan la pardela mediterránea, el lagarto gigante de Haití y una begonia africana.

Indonesia, India, Brasil y China son los países que tienen mayor número de mamíferos y aves amenazadas. Las especies vegetales presentan un descenso en picado en América Central y Suramérica, Africa central y occidental y en el sureste de Asia.

La evaluación muestra que por lo general las especies amenazadas están en zonas de alta densidad poblacional. Como consecuencia, la UICN advierte de que uno de los grandes desafíos será compatibilizar las presiones de grandes cantidades de personas sobre el medio ambiente, con la protección de la diversidad biológica de la que depende el sustento de tanta gente. "Cada vez que perdemos una especie rompemos una cadena de la vida que ha evolucionado desde hace 3.500 millones de años", lamentó el responsable científico de la UICN, Jeffrey McNeely, que advirtió de que las tasas de extinción a causa de la acción del hombre son entre 100 y 1.000 veces superiores a las que podrían creerse naturales.