Una caravana de todoterrenos abrió el tráfico y escoltó a la furgoneta que le trasladaba a toda velocidad desde la prisión de máxima seguridad de Bangkok a la pista del aeropuerto de Don Muang. Unos 50 miembros de las fuerzas de seguridad tailandesas, entre ellos francotiradores, protegieron la entrega. Con chaleco y casco antibalas, fue introducido en un pequeño avión, recién enviado por el Gobierno estadounidense, donde le esperaban seis agentes de la Agencia Antidroga para acompañarlo hasta Washington.

Viktor Bout, uno de los mayores traficantes de armas del mundo, fue ayer extraditado a EEUU. Allí le espera un juicio por terrorismo y una más que probable cadena perpetua. El asunto le quemaba a Tailandia desde que Bout fue detenido dos años atrás en un hotel de la capital, cuando vendía un arsenal a miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que resultaron ser agentes estadounidenses encubiertos. El Gobierno tailandés se había visto en medio de un conflicto propio de lo más crudo de la guerra fría. Insistía en su extradición Estados Unidos --Tailandia es uno de sus principales aliados en la zona-- desde su detención, incluso con llamadas desde la Casa Blanca.

Rusia --cuyos turistas dejan pingües beneficios en las playas tailandesas-- sostenía que Bout era un "preso político" y exigía su inmediata puesta en libertad. Tras un enrevesado camino judicial, el Ejecutivo de Abhisit Vejjajiva firmó ayer la extradición.

Moscú bramó. Su Ministerio de Exteriores dijo que la decisión carecía de base legal y se explicaba por una "presión política sin precedentes" de EEUU que "ponía en duda" la independencia judicial tailandesa. "Hicimos lo que creímos necesario. Sabíamos que no podíamos contentar a todos", respondió Abhisit sobre la posibilidad de que las relaciones bilaterales vayan a sufrir.

ARSENAL DE LA GUERRILLA Bout preocupa a todos. Moscú teme que un nacional con sólidos conocimientos sobre sus operaciones militares y de espionaje --pasó del Ejército a la KGB-- sea juzgado en EEUU. Por otro lado, algunos expertos sostienen que el juicio, que tratará la venta del arsenal a las FARC, descuidará otros asuntos donde aliados de EEUU pudieron haber traficado ilegalmente con armas. "Probablemente, algunos estarán muy felices de que las acusaciones sobre Africa nunca lleguen al tribunal", dijo Peter Danssaert, experto belga, a la agencia AP.

Bout es más conocido como el mercader de la muerte . Su vida inspiró la película El señor de la guerra , protagonizada por Nicolas Cage. Bout aprovechó el desmantelamiento de la URSS a principio de los 90 para comprar a bajo precio viejos aviones militares que languidecían en los aeródromos de las repúblicas exsoviéticas. Con esa flota regó de armas los conflictos de medio mundo, ignorando los embargos de la ONU. Sus suministros armamentísticos han llegado a Suramérica, Oriente Próximo y Africa, con una cartera de clientes que incluye a Charles Taylor o Muamar el Gadafi, líderes de Liberia y Libia. También nutre el arsenal de Al Qaeda, según sostienen Washington y Londres.