Nueva tragedia en la carretera con un protagonista conocido: un viejo autocar que por su antigüedad no estaba obligado a tener cinturones de seguridad. Esta vez ha sido en las proximidades de Avila donde por un fallo del conductor, que reconoció que se quedó dormido, el vehículo volcó lateralmente por un talud causando nueve muertos y 22 heridos, seis de ellos graves, según el balance provisional cerrado anoche. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, anunció unas horas después del accidente que el nuevo reglamento de circulación, actualmente en fase de borrador, obligará a bajar la velocidad máxima de los autocares sin cinturones de 90 a 70 kilómetros por hora.

Será un modo de obligar a sus propietarios a incorporar los cinturones o a renovar la flota, según fuentes de la Dirección General de Tráfico (DGT). Demasiado tarde para las víctimas de Avila, algunas de las cuales "hubieran salvado la vida" de haber llevado el cinturón abrochado, según sostuvieron las mismas fuentes. El panorama que contemplaron los primeros equipos de emergencia que acudieron al lugar del siniestro no dejaba lugar a dudas: muchos de los fallecidos y los heridos yacían alrededor del autocar tras haber salido despedidos por las ventanas.

DE TODAS LAS EDADES Las víctimas eran personas de todas las edades que a primera hora de la mañana se dirigían a Avila desde las pequeñas poblaciones que une la N-403 (Toledo-Avila). Había tres chicos con síndrome de Down que iban como cada día a su colegio especial, dos de ellos heridos, el tercero ileso. Tres chicas de 17 años que iban a pasar la jornada en la capital, una en estado grave. La madre que acompañaba a su hijo a una visita hospitalaria, también heridos. La viajera más joven, Jeni, de 6 años, fue evacuada en helicóptero dado su estado muy grave, por fractura de cráneo con pérdida de conciencia.

El autocar tenía 16 años y todos los papeles e inspecciones técnicas en regla. Ocurre, sin embargo, que no están obligados a tener cinturones todos los fabricados antes de octubre del 2007. La línea es de una empresa regional, Cevesa, propiedad de un empresario abulense que mostró su "gran tristeza" por el suceso y garantizó la preparación de sus conductores.

"UNA CABEZADA" R. G. S., de 54 años, el chófer, fue detenido por la Guardia Civil como presunto autor del homicidio y de lesiones por imprudencia. La jueza le dejó en libertad provisional sin fianza, con la prohibición de conducir. A la vista de las huellas dejadas por el autocar en la carretera, este se salió de la calzada en una curva e impactó con una roca del talud lateral. A partir de ahí siguió dando tumbos con una rueda en el arcén. Los intentos del conductor por controlarlo con frenazos y volantazos fueron infructuosos debido al fuerte desnivel, y unos 300 metros después del primer impacto, un escalón del arcén lo hizo volcar sobre el guardarraíl de su costado derecho.

Algunos viajeros hablaron de un exceso de velocidad, mientras que las primeras hipótesis de la investigación apuntaban ya un despiste por somnolencia, lo que fue confirmado por el conductor al admitir en sus declaraciones ante los investigadores que dio "una cabezada"

Entre las muestra de dolor recibidas ayer, destaca la del Papa, quien la transmitió al obispo de Avila, Jesús García Burillo.