Unas 50.000 personas participan en el primer día de la Ofrenda a la Virgen de los Desamparados, uno de los actos más multitudinarios y emotivos de las Fallas en el que 60.000 ramos de claveles van tejiendo el dibujo decorativo de la manteleta típica valenciana que este año luce la patrona de la ciudad.

En plena pugna entre las tímida lluvia y los rayos de sol, a las 15.30 horas las comisiones falleras han arrancado su peregrinaje por las calles de la ciudad para llegar hasta la basílica, donde emocionados y con inevitables lágrimas, dejan a los pies de la patrona sus ofrendas florales.

Durante dos días, hasta 100.000 falleros y músicos participarán en este sentido acto en el que los ramos de claveles, principalmente blancos y rojos, aunque también amarillos, van a ir pincelando el diseño del manto que vestirá la Virgen y que ese año lleva por título "Vistiendo a mi reina".

Se trata de un impactante diseño floral de Marisol Burgos que viste figurativamente con una típica manteleta del traje tradicional de valenciana a "La Geperudeta", el apelativo cariñoso que recibe la patrona de Valencia por la ligera joroba que presenta al mirar hacia abajo para dar protección a "locos y desamparados".

Por segundo año, Burgos ha sido la encargada de diseñar el manto y ha vuelto a contar con la colaboración técnica del José Santaeulalia, mientras que la coordinación de la composición ha recaído de nuevo en Pepe García.

Para evitar terminar pasada la una de la madrugada y permitir que la Fallera mayor Infantil, Carla González, que hoy será la última en desfilar ante la Virgen, asista al castillo de fuegos artificiales programado a la una, por segundo año consecutivo, se ha adelantado media hora el tradicional inicio de la Ofrenda.

Las falleras y falleros, tanto infantiles como adultos, han desfilado por dos itinerarios, con paso alternativo, para confluir en la plaza de la Virgen ante su imagen.

Cientos de personas, muchas de ellas ataviadas con el tradicional pañuelo fallero, bien al cuello o bien en la cabeza, se han congregado a lo largo del recorrido de la marcha de los falleros y falleras, a los que han animado con aplausos, piropeado y fotografiado.

A camino entre el desfile cívico y el religioso, la Ofrenda de las Fallas está salpicada de guiños humanos como los protagonizados por grupos familiares que llegan a reunir hasta tres generaciones, abuelos, padres y nietos, con el único fin de rendir devoción y ofrecer su plegaria a su patrona.

A pesar de que la normativa permite la apertura de comercios en festivo, no todos se han decidido ha hacerlo aunque sí han sido mucho los que han visto en la avalancha de visitantes a Valencia una oportunidad para hacer negocio.

La propia ofrenda ha compartido la calle con grupos de artistas que bailaban para amenizar al personal o les deleitaban con espectáculos de percusión.

Pero el gran protagonismo se lo han llevado las falleras, cuyos ramos depositan de forma ordenada a los pies del catafalco, coronado por el busto de la Virgen con el niño Jesús en brazos.

Además, muchas comisiones falleras y casa regionales también han depositado cestas y canastillas florales a los pies de la imagen.

Una cadena perfectamente sincronizada de 38 vestidores se encarga de recoger los ramos de las emocionadas falleras, organizarlos por colores y lanzarlos a los compañeros que están en lo alto del catafalco para colocarlos en su sitio del correspondiente del bastidor.

Su tarea continuará mañana, cuando desfilará el resto de las 385 comisiones falleras y cuando la fallera mayor, Begoña Jiménez, ponga el colofón a una emotiva jornada en la que quedará totalmente desentrañado el motivo que decora el manto de la Virgen.