"Hay que incrementar la seguridad en el desierto. Nuestro desierto no es seguro". Así de contundente se mostró ayer Isselmou Ould Mustafa, uno de los expertos más acreditados de Mauritania en la lucha contra el terrorismo, quien no duda del esfuerzo de las fuerzas de seguridad para localizar a los tres cooperantes catalanes que llevan más de tres días secuestrados. "Pero el esfuerzo no cuenta, sino la capacidad", matizó desde la oposición Limam Ahmed Ould Mohamedou. "Faltan medios, formación y coordinación entre los servicios secretos y la policía", añadió.

La vulnerabilidad de Mauritania se pone de manifiesto en su Ejército. "Contamos con unos 40.000 militares", señaló un responsable policial. Cifra que el informe militar del International Institute for Strategic Studies del 2007 rebaja a algo menos de 16.000, a los que hay que añadir 3.000 miembros de la gendarmería y 2.000 de la guardia nacional, también cuerpos militares. Para una superficie de 1.030.700 kilómetros cuadrados, el doble que España, que tiene más de 140.000 militares.

El pesimismo entre los periodistas locales con experiencia en secuestros de extranjeros se volvió a manifestar ayer frente a un enorme mapa de Mauritania. "Mira aquí --dijo uno de ellos--. Más de 2.000 kilómetros de frontera con Malí para un raquítico número de efectivos. El control es imposible", apuntó.

Fuentes gubernamentales exigieron más colaboración de la UE para combatir el terrorismo islamista. "Nuestros métodos son aún modestos", reconoció Sidi Mohamed, jefe del grupo de la Gendarmería Nacional encargado de escoltar a los cooperantes que ayer retomaron la expedición hacia Senegal.

Los militares están mal equipados, dispersos y son un blanco relativamente fácil, señaló el analista Iselmo Ould Mustafa. Prueba de ello serían las emboscadas y los ataques a los cuarteles que sufrió el Ejército desde el 2003 hasta hoy. Ni analistas ni militares se atreven a dar una cifra de los puestos de control rn la frontera con Malí y Argelia, que se ha convertido en un agujero negro: entre traficantes de armas y tribus nómadas se mueven centenares de miembros de Al Qaeda.