La mejor película que se ha visto este año en la sección oficial a competición del festival internacional de San Sebastián tiene nacionalidad española: El hombre de las mil caras. Así lo anunció ayer la Asociación de Informadores Cinematográficos (AICE) en el certamen, donde Paco León ha sido el encargado de entregar el Feroz Zinemaldia al productor de la película y máximo responsable de Zeta Cinema, Paco Ramos, y a uno de sus protagonistas, Carlos Santos.

La prensa ha valorado la capacidad del cineasta Alberto Rodríguez (ganador de 10 premios Goya con La isla mínima) de trasladar a la gran pantalla uno de los episodios más delirantes de la historia reciente de España: el caso Luis Roldán. Tenso, fibroso, abrumador, complejo y a ratos divertido, se trata de un thriller político, de despachos, protagonizado por trileros, mentirosos, agentes de espionaje y corruptos profesionales que viajan con chequera y no con pistolas.

El filme, basado en el libro del periodista Manuel Cerdán, está protagonizado por un sobresaliente Eduard Fernández, que da vida a Francisco Paesa, el exagente secreto más controvertido que ha tenido España y la persona que colaboró tanto en la fuga de Roldán, exdirector de la Guardia Civil y saqueador de las arcas públicas como en su posterior y rocanbomlesca entrega al Gobierno socialista.

Verdades y mentiras

Roldán está interpretado por Carlos Santos, al que Rodríguez ha dado el mejor papel de su carrera. Tanto Santos como Fernández han dotado a s sus personajes de una capa de humanidad que hace que el espectador llegue a empatizar con ellos, a pesar de ser dos corruptos profesionales que hundieron sus manos en el dinero sucio de la última etapa del Gobierno del PSOE. Según el director (y no le falta razón), el público español es lo suficientemente maduro como para ver su reciente y oscura historia en pantalla. Eso sí, dejando claro desde el primer minuto del metraje que todo lo que se cuenta pudo ser verdad o mentira. El guion contiene partes fieles a la realidad y otras completamente inventadas. Y esa es otra de las grandezas de una película cuyo engranaje resulta perfecto a pesar de lo ambiciosa y compleja que es. El hombre de las mil caras es una de las grandes apuestas del cine español del año y, con toda probabilidad, la veremos en los premios Goya.

Palmarés

Ya lo avisó el director del festival, José Luis Rebordinos, antes de levantar el telón de la edición número 64. El cine asiático viene fuerte. Dicho y hecho. El jurado ha otorgado la Concha de oro a una película de nacionalidad china: I’m not madame Bovary, protagonizada por una estrella planetaria, Fan Bingbing, actriz, cantante y productora de 35 años que llegó a San Sebastián rodeada de un séquito de 15 personas y exigiendo sesiones de maquillaje de tres horas. En Europa no la conocemos (por lo menos hasta ahora) pero en toda Asia su nombre es equiparable al de la mayor estrella de Hollywood. En su gigante currículo ya tiene un premio más: la Concha de plata a la mejor interpretación femenina.

I’m not madame Bovary narra los 10 años de lucha burocrática que una mujer mantiene con la administración a cuenta de un divorcio falso. De momento, no tiene fecha de distribución en España. Lo que sí tiene es polémica. En un momento dado del metraje, la protagonista (irreconocible Fan Bingbing sin gota de maquillaje) se resiste a tener sexo con su novio. «No quiero, estoy cansada», alega. Pero la relación se consuma. «¿Te has dado cuenta de que ha sido una violación», pregunta ella. «¿Si? ¿Y cómo estás?», contesta él. «Mejor que nunca», zanja ella. El equipo del filme, con su director a la cabeza, Xiaogang Feng, achacaron el controvertido dialogo al «humor negro» que trufa todo el guion.

Durante el festival, «I’m not Madame Bovary» fue proyectada entre gritos fervorosos e histéricos de la comunidad china en San Sebastián. Sin embargo, la prensa acreditada mostró indiferencia. Todo lo contrario que ocurrió con El hombre de las mil caras. Además de llevarse el Feroz Zinemaldia, el jurado de San Sebastián también ha sabido ver la fibra cinematográfica de esta película, protagonizado por Eduard Fernández, galardonado con la Concha de plata al mejor actor. El cine español, junto a la británica Lady Macbeth, levantó el nivel medio de una sección oficial de lo más normalita. Así que era de esperar que El hombre de las mil caras no fuera la única cinta premiada. Efectivamente, el thriller policiaco Que Dios nos perdone (se estrena en octubre) consiguió entrar en el palmarés de la mano de un guión fibroso e intrigante que no solo retrata la búsqueda de un asesino en serie sino que dibuja una ciudad (Madrid) y las miserias de un sistema podrido. La Concha recayó en la manos de sus autores: el director Rodrigo Sorogoyen y la guionista Isabel Peña.

El jurado quiso que los galardones fueran como la lotería de Navidad: muy repartida. Por eso, la Concha al mejor director fue a parar al coreano Hong Sang-soo, un habitual de Cannes y Locarno que en San Sebastián presentó Lo tuyo y tú, una juguetona ¿comedia? romántica solo apta para paladares ultracinéfilos. Además, hubo dos premios especiales para la argentina-francesa El invierno(también se llevó mejor fotografía) y la sueca-danesa The giant.

La película mejor valorada por el público ha sido Yo, Daniel Blake, con la que el siempre combativo Ken Loach conquistó la Palma de oro en el último festival de Cannes. El filme muestra cómo los problemas burocráticos a la hora de conseguir una ayuda social en Londres convierten en pesadilla la hasta ahora tranquila vida de un hombre trabajador pero enfermo. La emocionante película refleja cómo todos podemos un buen día acabar en la cola de un comedor social. Loach derrocha empatía por el pueblo llano y siente su rabia. El fruto de todo eso es su nueva película, de la que uno sale con el brazo en alto pidiendo justicia. Loach, a pesar de todo, no reconsidera ni un quijote ni un político. Solo un cineasta. H