TLtos autoproclamados normales pertenecen a una especie peligrosa. De los degenerados o la gente extraordinaria, se puede esperar de todo, desde un crimen al descubrimiento de una constelación, por eso te pillan casi siempre prevenido, pero los normales son otra cosa. Para empezar, son gregarios, (nosotros, la gente normal, suelen decir) y buscan la cercanía de otros normales, por eso nunca llevan a sus crías a lugares donde podrían convivir con la diversidad. Su lengua es maestra en el uso de pero (yo no soy racista, pero...). Su hábitat es variado y su sistema de camuflaje tan perfecto que pueden invadir otro ecosistema sin ser notados. Son predadores natos. Como camaleones, simulan adaptarse hasta que las circunstancias les permiten mostrarse como son. Suelen ser muy activos en las guerras civiles (denuncian o violan al vecino), en las crisis (suben los precios o especulan) y sobre todo en los linchamientos morales. Fingen estar abiertos a conocer especies nuevas; por eso, primero las reciben bien para después convertirse en sus parásitos. Su cortejo amoroso se basa en el baile de la tolerancia, hasta que vencidos los temores del cortejado, se lanzan a los peros: yo soy tolerante pero los inmigrantes cobran paro, por ejemplo. Simulan ser adalides de la integración de los débiles, para después segregarlos (cada oveja con su pareja es su frase preferida) por lo que apartan de la manada a las crías que nacen con algún defecto. Todo ello con la sonrisa de la normalidad. Tengan cuidado, la boca de cualquiera puede esconder colmillos de vampiro, pero de vampiro normal, la especie más dañina sobre la tierra.