Todavía tengo penas... y alegrías... y cierta duda... Se murió Mané, se murió sin despedirse, me enteré cuando estaba a miles de kilómetros ayudando al prójimo, como él siempre hacía en su trabajo y con toda la gente en general. ¡Se me ha muerto mi hermano!, mi amigo, se fue sin despedirse, lloré desconsoladamente, pero cuando me enteré que tenía una sonrisa, como siempre la tenía para con todo, me percaté que seguro ya estaba disfrutando de la vida, a él, que se desvivía por su familia en particular y por el resto de la gente en general, de pedir excusas por creer que molestaba, de mirar con una ternura , qué bueno era...

Tenemos que pensar más en los que menos tienen, pero aun siendo ricos, sigamos a Jesús para estar dispuestos a compartir o a darlo todo si se nos pide, como él hacía.

Gracias de todo corazón y en nombre de mi familia por las numerosas muestras de afecto y cariño recibidos en estos últimos 5 años en su nombre por parte de multitud de gente. ¡Gracias!

Mario Blazquez Molano