Con una dilatada carrera profesional en diversos medios, Fernando Jáuregui, hoy director del periódico digital diariocritico.com , ha asumido la dirección del III Congreso de Nuevo Periodismo, que hoy se clausura en Cáceres. En un paréntesis en las jornadas que se están celebrando en el Centro de Cirugía de Mínima Invasión, reflexiona sobre el periodismo actual, sus males y sus retos.

--¿A qué se refiere cuando habla de nuevo periodismo?--Sobre todo a la interactividad, a la posibilidad de que el receptor de la información pueda contestar, complementar, criticar o ayudar al periodista. Esa es la diferencia cualitativa, poder dialogar con quien recibe la información. Lo hace internet, lo puede hacer la radio y se está intentando hacer en televisión. El periodista ya no es el gurú máximo y quien decide por dónde sale el sol cada mañana, sino que está sujeto a la crítica en diálogo con el lector, el internauta o el telespectador.

--¿Y eso ha cambiado la forma de hacer periodismo o solo la manera de presentarlo?--Es un cambio radical en la pura concepción de la información. Se acabó el periodista entendido como un tirano que decide cuál es la realidad. Empieza la era en la que la sociedad, la opinión pública, que es a la que nos debemos, tiene algo o mucho que decir. ¿Significa eso que el periodismo ciudadano es el único válido? No. Pero es complementario al periodismo de siempre. Cada vez más.

--¿Cómo puede hacer este tipo de periodismo la prensa escrita?--Haciéndose participativa a través de sus versiones digitales y haciendo más reflexiva, especializada y documental su versión papel. Los periódicos de papel no tienen por qué morir, como dicen algunos radicales. El futuro sigue siendo espléndido mientras sepan asumir sus roles. No tiene sentido que un diario en papel cuente mañana una noticia sin analizarla cuando la podemos escuchar o leer hoy. Pero sí tiene sentido que profundicen, que aporten distintos puntos de vista.Nadie lee más del 20% de un diario, ni el director. Es imposible. Hay que ver qué interesa al público, incidir sobre eso y minimizar lo otro. Ese es el futuro. El medio digital es más inmediato y participativo. De la conjunción de los dos puede salir un gran servicio a la sociedad, que es de lo que se trata.

--¿Los diarios en papel están sabiendo adaptar sus webs?--Poco a poco sí, pero a la fuerza, porque la publicidad manda. Lo que se ha acabado son los periódicos en papel de grandes tiradas. Ahora tendrán que especializarse, ir a una tirada de 50.000 ejemplares en vez de un millón. Esa es la gran reconversión.

--Tras casi 40 años de experiencia, ¿cuál es su diagnóstico de la profesión en la actualidad?--Depende del medio. En internet estamos como en el siglo XIX, creando pequeños periodicuchos dirigidos por personas que se creen el gran centro del mundo y que disparan contra todo lo demás; estamos abocados a una concentración urgente. El papel, sobre todo, en Madrid, está muy politizado; para algunos diarios hay cosas que no existen porque las hacen otros, practican un auténtico genocidio cultural. En televisión hay un problema muy serio: se premia al que tira la piedra más lejos y vocifera más que nadie. Hay programas que son una auténtica vergüenza, hablan de debate político cuando son puro espectáculo. Y en radio hay algún telepredicador que conculca todo lo que debe ser el periodismo.

--¿Se está perdiendo la ética?--El periodismo es el mismo de siempre. Periodismo es todo aquello que alguien no quiere que se publique. Y estamos haciendo lo contrario. Vivimos de comunicados y de lo que llega a las redacciones en lugar de investigar. Algunas promociones que salen de la facultad son generaciones Google . Creen que todo está ahí, cuando solo es una herramienta. Uniformamos las fuentes y damos solo lo que nos dan estas fuentes, no lo que la sociedad nos exige.

generaciones Google

--De hecho el grueso de la información de los medios está marcada por la agenda política.--Porque se ha perdido el periodismo de investigación.

--Así, lo que interesa al político se convierte en lo que creemos que interesa al ciudadano.--Nunca ha habido más oferta de información y menos comprensión de las cosas. Un ejemplo es la crisis económica. Nadie la entiende ni la ha explicado. Sabemos y notamos sus consecuencias, pero no qué está ocurriendo exactamente. No explicamos ni profundizamos, no vamos a las fuentes y no contrastamos. Y cuando pensamos en la gente minimizamos tanto el mensaje que los tratamos como idiotas, como ocurre en algunos programas de la televisión.

--¿Han contribuido los medios a profundizar en la crisis con su bombardeo de información?--No estoy de acuerdo. Es injusto. No estamos contribuyendo a clarificar pero tampoco al pánico.