A partir de esta medianoche, España ya no estará en estado de alarma. Habrán pasado un mes y 11 días desde que el Gobierno tomó esta determinación por primera vez en democracia, forzado por el plante de los controladores. La extinción de la alarma coincidirá con la entrada en vigor del decreto para desmilitarizar el control aéreo, que el presidente Zapatero firmó ya el jueves.

El Ejecutivo considera que la situación de excepción ha cumplido sus dos objetivos: garantizar unas Navidades tranquilas en los aeropuertos y encauzar el conflicto con los trabajadores. Ahora los controladores y AENA tienen 15 días para llegar a un acuerdo. Si no es así, actuará el exministro de Trabajo, Manuel Pimentel, consensuado por ambas partes como árbitro.

Pero Pimentel únicamente entrará en escena si la empresa y los técnicos aéreos no resuelven solos su disputa, que básicamente se refiere a las horas de trabajo y su remuneración. AENA y controladores coinciden en que las materias que quedan por desencallar son pocas. El problema, según el secretario de comunicación de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA), César Cabo, es que los negociadores de AENA aún no se han comprometido por escrito en ningún aspecto concreto, con la excusa de que tienen que consultar todos los acuerdos previamente. "Aún no se ha cerrado nada. Todos los días nos dicen lo mismo: ´esto lo tenemos que mirar´", explica Cabo.

REUNIONES A DIARIO Los negociadores se reúnen a diario y así lo harán hasta fin de mes. Fuentes de Fomento se muestran tranquilas tras la designación de Pimentel, ya que "todo lo que no se acuerde en enero quedará en manos del árbitro". De hecho, de lo que se habla en estos momentos es del convenio colectivo, pero las subidas salariales o la jornada laboral son aspectos que quedaron regulados por ley en febrero y hay "poco margen de maniobra", exponen las mismas fuentes.

Por su parte los controladores siguen con la tesis del primer día: la empresa "no tiene voluntad de llegar a un acuerdo" para usar el conflicto "políticamente". En opinión de César Cabo, en cuanto AENA cambie de actitud, se sellará la paz. Por eso Cabo --que sostiene que fueron ellos quienes propusieron a Pimente-- confía en que el árbitro no tenga finalmente que mediar porque todo quede resuelto antes del 31 de enero. El sindicato mantiene que su propuesta, que pretende rebajar de 1.670 a 1.420 horas la jornada laboral en el 2013, encaja muy bien en las reglas del juego impuestas el año pasado por Fomento. Las condiciones del seguro de vida y los planes de pensiones de este colectivo, logrados gracias a los acuerdos con gobiernos del PP y el PSOE, también se negocian estos días.