TEtste fin de semana se ha celebrado la primera fiesta irlandesa de Cáceres y, además de escuchar música, hemos aprendido inglés. En el primer concierto, la mayoría sólo sabíamos lo de yes , lo de thank you y lo de beautiful . Por si quedaban dudas sobre nuestra ignorancia, una voz salida del gallinero del Gran Teatro se encargó de recordárnoslo. Finalizaba Donal O´Connor, el violinista de At First Light , su largo parlamento de presentación y un cachondo lo rubricaba castizamente: "Muy bien dicho". Entre tema y tema, los músicos se dirigían al público y la mayoría callábamos con cara de circunstancias. Algunos discretos lo entendían todo o casi todo, pero no lo demostraban y había, en fin, quienes se dedicaban a humillar a los ignaros demostrando que ellos sí eran políglotas: soltaban grandes carcajadas, hacían comentarios y gritaban mucho: ¡Uh, uh, uh!.

El espectáculo no dejaba de tener su gracia: un tipo armado de violín parloteaba sobre un escenario mientras 500 personas callaban con cara de póker, 50 seguían interesadas el discurso y unos cuantos se partían de risa y gritaban: ¡Uh, uh, uh! Como los monolingües somos ignorantes, pero no tontos, enseguida entendimos que o gritabas ¡uh! o hacías el ridículo. Ya se pueden imaginar el resultado: media sala acabó ululando y los músicos acabaron pensando que los cacereños estamos tremendamente dotados para los idiomas: a las nueve, había dos docenas de angloparlantes y 90 minutos después, media sala era políglota y, además, se expresaba con gran propiedad: ¡Uh, uh, uh!