Finlandia es el país más feliz del mundo, según las conclusiones del Informe Mundial sobre la Felicidad del 2018, elaborado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas (SDSN).

El estudio clasifica a 156 países según su Producto Interior Bruto (PIB) per cápita, el apoyo social, la esperanza de una vida sana, la libertad social, la generosidad y la ausencia de corrupción. La investigación ha revelado que Finlandia es el país más feliz del mundo, Burundi es el más triste y los estadounidenses se están volviendo más infelices a pesar de que su país se enriquece. España ocupa el puesto 36 de la clasificación. El documento explica que España, igual que otros países del Mediterráneo como Italia, Portugal y Grecia, se ha visto penalizada por la crisis económica mundial.

En la anterior edición del estudio, Finlandia obtuvo el quinto puesto en la lista. En 2018, el país ha desbancado a Noruega. Los cinco primeros países de la lista son nórdicos: Finlandia, Noruega, Dinamarca, Islandia, Suecia. Estados Unidos se sitúa en el puesto número 18, mientras que en el 2017 se quedó en décimocuarta posición.

Estados Unidos, donde el dinero no da la felicidad

El estudio también ha puesto el foco sobre los nuevos problemas de salud como la obesidad, la depresión y la crisis de los opiáceos, particularmente en Estados Unidos, donde la prevalencia de los tres ha crecido de manera mucho más rápida que en la mayoría del resto de países.

Aunque el PIB per cápita haya crecido de manera exponencial en Estados Unidos durante las últimas décadas, el índice de la felicidad se ha visto afectado por las débiles redes de apoyo social, el aumento de la percepción de la corrupción en el Gobierno y en los negocios y en el descenso de la confianza en las instituciones públicas.

"Obviamente, tenemos una crisis social en Estados Unidos: más desigualdad, menos confianza en el Gobierno", ha explicado el director del SDSN, Jeffrey Sachs, en la presentación del estudio en la Academia Pontífica de las Ciencias del Vaticano. "Es una crisis que ahora mismo es bastante fuerte. Las señales son muy malas para el país. Se está volviendo más y más rico, pero no más feliz", ha añadido el profesor.