Homicidio imprudente, lesiones y atentado contra la integridad física con la agravante de abuso de autoridad. Estos son los delitos que el fiscal imputa a los ocho agentes de la Guardia Civil que participaron en la agresión al agricultor Juan Martínez Galdeano, fallecido en el patio del cuartel de Roquetas (Almería) en julio del 2005. El fiscal pide 10 años de cárcel e inhabilitación para el teniente y ocho años para el resto.

La defensa pedirá la libre absolución basándose en los informes forenses, que destacan el efecto del consumo de droga como la causa principal de la muerte. La juez de Instrucción ha dictado auto de apertura de juicio oral, que se celebrará en la Audiencia Provincial de Almería a mediados de otoño.

BAJA PSICOLOGICA En su escrito de calificaciones provisionales, el fiscal solicita que los acusados --que están de baja psicológica-- y, en su defecto el Estado, como responsable civil subsidiario, indemnicen a la viuda y al hijo con 95.000 euros.

También relata la secuencia de hechos que, tras una hora, acabaron con la muerte del agricultor, de 1,90 metros de altura y más de 100 kilos de peso, que se había refugiado en el cuartel tras un incidente de tráfico.

Según el ministerio público, los agentes intentaron convencer a Martínez Galdeano, de 39 años, para que no saliese del cuartel y evitar represalias de los otros involucrados en el suceso, aunque él trató de huir a la carrera. Entonces, continúa el fiscal, fue perseguido por dos agentes que, tras desasirlo del mástil de la bandera, le introdujeron de nuevo en el cuartel y le detuvieron tras colocarle unos grilletes.

Transcurrida media hora, cinco agentes trataron de introducirle en un vehículo para su traslado a otras dependencias, aunque el detenido opuso fuerte resistencia y comenzó otro forcejeo. Mientras inmovilizaban al detenido, el teniente Rivas --que estaba de descanso y vio la escena desde su vivienda-- se acercó al lugar con instrumentos no reglamentarios, una defensa metálica extensible y otra eléctrica, con los que golpeó al detenido reiteradamente mientras estaba en el suelo e inmovilizado con un lazo de seguridad (precinto de plástico) en los tobillos.

Los acusados, previendo el riesgo que suponía para su vida, giraron al detenido, quien permanecía en el suelo, inmovilizándolo en posición decúbito prono, sujetándole la cabeza, traccionando las extremidades y comprimiéndole fuertemente la espalda", dice el escrito.

a defensa de los agentes ha anunciado que pedirá la libre absolución.