La peculiar toma de viviendas protagonizada por varias familias gitanas en la población granadina de Jun puede tener las horas contadas. El fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Jesús García Calderón, emitió ayer un dictamen en el que reclama al juez que ordene lo antes posible al desalojo de 30 viviendas de la avenida de Granada, al entender que se estaría produciendo un delito de usurpación o allanamiento de morada. Los vecinos que resisten en el edificio asaltado han colocado un cartel en sus puertas, con la inscripción Ocupado por una familia. Nosotros pagamos alquiler, para evitar correr la misma suerte.

La petición de la Fiscalía se produce nada más tener conocimiento de las diligencias previas y las siete denuncias, en las que, exceptuando la presentada por el alcalde --que aseguró haber sido intimidado con una pistola al salir del ayuntamiento--, no consta que los vecinos hayan sido amenazados para lograr que dejasen sus viviendas.

Los nuevos vecinos aseguraron ayer que llegaron porque se enteraron de que había viviendas vacías, que las han adecentado y que están dispuestos a pagar un alquiler a medida de su bolsillo. "Pero los dueños no nos quieren aquí. El ayuntamiento nos dio un telefono para preguntar por el alquiler y nos dijeron que estaban ocupadas, cuando era mentira, por lo que decidimos entrar, pero de forma pacífica", relató una mujer que se instaló hace dos semanas con sus tres hijos. Los intrusos insisten en que tienen derecho a un piso, por lo que amenazan con volver a ellos o instalarse frente al consistorio si les desalojan.

Los inquilinos que siguen residiendo en las viviendas llegaron a afirmar que en ningún momento ha habido coacción o amenazas. Uno de ellos explicó que no se va porque no tiene dinero, aunque reconoció cierto temor a que entren en la casa cuando ninguno de los nueve miembros de su familia esté en ella. "Siempre dejo la luz o la tele encendida", confesó.

"Llaman a la puerta y si hay gente se van en busca de otro piso", aclaró una vecina, que comprende que otros inquilinos se hayan marchado por temor a lo que pueda pasar y al ambiente que se ha generado, ya que los ocupantes llegaron "en avalancha aporreando las puertas".