Pena máxima. Eso es lo que reclamó ayer el fiscal para la madre de la pequeña Alba, Ana María Cano, y para su compañero sentimental, Franciso Javier Pérez, en el último día del juicio celebrado en la Audiencia de Barcelona por los continuos malos tratos y la brutal paliza que recibió la menor el 4 de marzo 2006 que la dejó en coma. Por ello, solicita ahora por intento de asesinato, violencia doméstica y un delito contra la integridad moral 21 años de cárcel --antes pedía 19-- para cada acusado. La Generalitat, que ejerce la acusación particular, reclama 28,5 de prisión. Las defensas siguen apostado por la absolución.

El juicio por los malos tratos y las agresiones infligidas a Alba en el 2005 y en el 2006, que acabaron con la pequeña en coma a raíz de la brutal paliza atribuida a Francisco Javier Pérez, quedó ayer visto para sentencia. Durante siete sesiones se han escuchado las diversas versiones sobre el asunto. La madre declaró desconocer la agresión, mientras que el acusado explicó que la niña se cayó de la cama. No obstante, ha sido clave la declaración de la hija del imputado, Maite, que tenía 6 años cuando sucedieron los hechos, y que incriminó a su progenitor.

El proceso finalizó con unas frases de la madre de Alba, que ejerció su derecho al uso de la última palabra. La mujer, con voz serena, solicitó a los magistrados que, "en la medida de lo posible", le permitan tener información sobre la evolución de su hija, si no directamente, a través de sus psicólogos o asistentes sociales. El fiscal, además exige para ella la retirada de la patria postestad, así como el alejamiento de la niña y la imposibilidad de comunicarse con ella.

En su informe de conclusiones, el fiscal, convencido que Francisco Javier Pérez es el autor material de los maltratos, cargó contra Ana María Cano, a la que, confesó, ha evitado en todo momento llamar madre porque, a su juicio, "madre es algo más que eso", subrayó.