Caso sobreseído es distinto a caso resuelto pero la libertad es siempre libertad. En un tribunal de Nueva York, esta mañana, Dominique Strauss-Kahn volverá a encontrarse libre después de que la fiscalía iniciara ayer el proceso para retirar los siete cargos contra el exdirector gerente del Fondo Monerario Internacional, detenido el 14 de mayo por una presunta agresión sexual a la empleada de un hotel. Nunca ya se dirimirá ante un jurado si es inocente o culpable del ataque del que le acusa Nafissatou Diallo, igual que posiblemente nunca se aclarará si la mujer dijo la verdad o mintió.

Han pasado 102 días desde ese encuentro de Strauss-Kahn, de 62 años y Diallo, de 33, en la suite 2806 del hotel Sofitel, nueve minutos que han alimentado el caso sexual-político-mediático-circense más destacado reciente. Inicialmente Strauss-Kahn estuvo encarcelado, luego quedó en libertad bajo fianza de seis millones de dólares en un severo arresto domiciliario y desde inicios de julio, aunque se relajaron las condiciones de ese arresto, seguía con el pasaporte bajo custodia de las autoridades. Hoy podría serle devuelto, pues la Fiscalía dirigida por Cyrus Vance cree no poder probar el caso más allá de una duda razonable.

La decisión de retirar los cargos, que se tomó oficialmente ayer y se consumará hoy cuando el juez decida si acepta el "sobreseímiento por recomendación", provocó la indignación del abogado de Diallo, Kenneth Thompson. A las puertas de la oficina de la fiscalía, donde ambos fueron convocados ayer para ser informados de la decisión, el letrado denunció tras una reunión de menos de media hora que Vance "ha negado a una mujer el derecho a conseguir justicia en un caso de violación". "No ha dado la espalda a esta víctima, sino a las pruebas médicas y físicas", añadió el abogado. Nunca ha habido dudas de que hubo un encuentro sexual, pero la defensa de Strauss-Kahn asegura que fue consensuado.

Hace ya tiempo se había cuestionado la actuación de la fiscalía, apuntando a que Vance se precipitó al buscar la acusación del gran jurado sin investigar la solidez de su caso. Esa precipitación se confirmó a principios de julio, cuando la fiscalía hizo públicas sus dudas sobre la credibilidad de Diallo. El principal problema para los fiscales va más allá de las mentiras detectadas en el pasado de Diallo y de su desconfianza por las distintas versiones que ha dado de la agresión, especialmente al relatar qué hizo justo tras el supuesto ataque y qué conversación mantuvo con un conocido encarcelado en la que aparecieron cuestiones sobre el dinero de Strauss-Kahn. El problema, aseguran desde la fiscalía, es que la mujer se ha mostrado reticente a admitir responsabilidad por esas mentiras.