Greta Thunberg, la adolescente sueca que lidera la protesta estudiantil frente a la crisis climática, alcanzó proyección mundial a raíz del discurso pronunciado en la Cumbre del Clima de Katowice (Polonia). Su «estáis robando el futuro a vuestros hijos» dirigido a los dirigentes mundiales no podrá oirse, sin embargo, en la siguiente cumbre, la que se celebrará el próximo diciembre en Santiago de Chile. La pequeña ya ha anunciado que no podrá asistir porque nunca viaja en avión, al ser el transporte más contaminante. Ha recorrido casi todo el continente europeo en ferrocarril, pero el viaje transatlántico en barco le impediría ir a la escuela demasiado tiempo.

El ejemplo de Greta es una solución radical a lo que parece un callejón sin salida. Entre 1990 y el 2010 se duplicó el número de vuelos en todo el mundo gracias a la irrupción del low cost (bajo coste), mientras sus emisiones aumentaban el 70%. Para los próximos 20 años se espera otro salto similar. El sector aéreo es el único gran emisor que quedó fuera del Acuerdo de París (2015) para afrontar la crisis climática.

Detrás de esta situación se esconde una obviedad tecnológica. El avión no puede ser por ahora eléctrico y gasta una enorme cantidad de queroseno. Los expertos coinciden en que los esfuerzos de los fabricantes en mejorar la eficiencia de los aparatos no están siendo suficientes para contrarrestar el aumento de los vuelos. ¿Qué hacer, entonces? El dilema a corto y medio plazo parece este: o volamos menos o ignoramos la emergencia climática.

Las organizaciones medioambientales exigen que se ponga fin a la bula fiscal de que goza el sector aéreo. El queroseno no paga ni un euro en impuestos y los billetes de los vuelos fuera de la UE no están sometidos a IVA. «La eliminación de esta subvención encubierta que mantiene los precios artificialmente bajos encarecería los billetes y frenaría el crecimiento de la aviación», sostiene Núria Blázquez, experta en combustibles y contaminación de Ecologistas en Acción.

los jóvenes empujan / Los gobiernos de Bélgica y Holanda están planteando soluciones de este tipo. Este último país ha convocado una cumbre interministerial de la UE los próximos 20 y 21 de junio para ponerlas sobre la mesa. La coalición que lo gobierna llevaba en su programa la propuesta de gravar los billetes o los combustibles, pero solo se puede hacer en el marco de la UE.

El crecimiento de la representación de los Verdes en el Parlamento Europeo rema a favor de estas medidas que, de todos modos, no serán fáciles. La toma de decisiones en materia de fiscalidad requiere la unanimidad de los 28 miembros, y la industria aeronáutica europea se opone a cualquier nuevo impuesto.

Pero los jóvenes también empujan. Y mucho. La solución más radical, la de Greta Thunberg, se está extendiendo entre los estudiantes de los países nórdicos y ya tiene un lema: #quedarseentierra (#staygrounded). El fenómeno crece hasta el punto de que en Suecia, el transporte aéreo ha perdido pasajeros (el 4,5% en lo que va de año) por vez primera desde la salida de la crisis, mientras se disparan los viajes en tren. Un encuesta revela que el 23% de los suecos se abstuvo de coger el avión el año pasado para reducir su impacto climático. Allí se ha acuñado ya el término flygskam (vergüenza de volar), que en Finlandia se denomina lentohapea.

CUMBRE EN BARCELONA / A nivel mundial acaba de crearse la red Stay Grounded (Quedarse en Tierra), integrada por 118 organizaciones de unos 70 países cuya puesta de largo tendrá lugar en una cumbre que se celebrará en la Barcelona. La integran desde verdes tradicionales como los de Ecologistas en Acción y Amigos de la Tierra, a grupos de oposición de aeropuertos locales, activistas de justicia climática, tribus en peligro y oenegés creadas contra las emisiones aéreas.

Su argumentario es muy simple: las estrategias que ha puesto en marcha la industria aérea para atajar la emisiones son ineficaces, meros lavados de cara, «pura ilusión». No queda otra que reducir el número de vuelos, utilizando solo el avión cuando es imprescindible. Ninguno de los que intervendrán en la cumbre se desplazará en avión y si están en otros continentes, intervendrán on line.

TREN NOCTURNO O AUTOCAR / Una de las banderas de la red es precisamente la creación de impuestos que graven «el queroseno, los billetes y el viajero frecuente». También limitar los vuelos de corta distancia, fomentar las alternativas, como los viajes en tren nocturno o en bus por Europa, y frenar la construcción de nuevos aeropuertos.