Las relaciones de pareja conllevan puntos especiales que las diferencian del resto de relaciones que forjamos con las demás personas de nuestro entorno, como familiares, amigos o compañeros de trabajo. Algunos de estos puntos tienden a malinterpretarse u obedece a necesidades tóxicas de uno de los miembros. Uno de estos puntos en el sentido de independencia. Se cree que en las parejas fomentarlo hará que haya vidas paralelas, no exista un grado de unión o se corra el peligro de que se produzca una ruptura. Sin embargo, es uno de los puntos más positivos a trabajar, que oxigena la relación y convierte el tiempo que se pasa juntos en una gran fuente de bienestar.

Los mitos que giran en torno a cómo debe vivirse una relación nos hacen caer en trampas que nos condicionan y perjudican. No tener tiempo para estar a solas o para compartir con otras personas no va a unirnos más, sino que nos generará angustia, miedo o agobio. Estar siempre con el otro no es lo que más nos va a ayudar.

TIEMPO FUERA

En los niños pequeños, diversas pautas educacionales utilizan el 'tiempo fuera', sacar al niño o a la niña del sitio donde está para que su mal comportamiento se frene. Es una forma de castigo que nos ayuda a reducir conductas negativas. En los adultos, la independencia puede ser vivida como tal. El otro se va y me castiga, prefiere disfrutar con otras personas y yo no logro tener un buen ocio o encontrar actividades que me satisfagan. Sin embargo, la independencia no es ni un castigo ni un premio, es un método integrado en cada relación para reclamar el espacio, escuchar las necesidades o tener convivencias sanas.

La independencia en una pareja no siempre es fácil de lograr, especialmente cuando nunca la hemos trabajado. Los siguientes puntos pueden ayudarnos a fomentarla:

1. Tiempo a solas

Antes de llegar a la comunicación sobre la necesidad de tener independencia, debemos recapacitar sobre en qué momento queremos estar solos o con otras personas y las necesidades que están de base. No hay que dar una explicación al otro, pero sí tener claro lo positivo que a nosotros nos va a traer.

2. Comunicación

Nos da miedo expresar al otro que necesitamos más tiempo sin él, sin embargo, la otra persona puede estar necesitando lo mismo. No es señal de que no queramos estar juntos sino de que necesitamos compartir más cosas fuera de la relación.

3. Límites saludables

La independencia también parte de aquellos momentos donde estamos con el otro. Establecer unos límites de intimidad es tarea primordial desde el primer momento. Qué espacio de la casa quiero que sea mío, cuándo me gusta que haya silencio o si quiero compartir contigo lo que hablo con mis amigos.

4. Escuchar las carencias

La necesidad de independencia puede verse frustrada por nosotros mismos al sentir que tenemos carencias afectivas. Compartir todo el tiempo con el otro o sentir celos o miedo cuando no está no es sano. Debemos trabajar también nuestra parte que se hace pequeña y reconocer los puntos que pueden dañar la relación.

Las relaciones de pareja conllevan diversos ciclos. Las primeras etapas son aquellas en las que necesitamos de forma constante al otro y queremos pasar todo el tiempo juntos. Cuando el tiempo pasa, ciertas rutinas quedan instauradas en nosotros y no sabemos cómo romperlas. Nos cuesta recuperar la independencia y establecer un equilibrio entre escuchar mis necesidades o pasar tiempo con el otro. Sin embargo, es necesario, tanto para la pareja como para nosotros mismos.

* Ángel Rull, psicólogo.