Todos los restos hallados en la hoguera de Las Quemadillas eran "indudablemente humanos", según ha asegurado hoy el antropólogo forense Francisco Etxeberria durante la sesión del juicio que se sigue en Cordoba contra José Bretón por la muerte de sus hijos. El origen humano se descubría a simple vista, y él lo determinó a partir de una simple fotografía y mas tarde con el análisis directo.

Exteberría ha realizado una auténtica clase magistral sobre antropología forense para identificar los restos óseos, que era seguida con interés incluso por el propio Bretón. Ha señalado que por los comentarios que le hizo otro técnico independiente que participó en los rastreos con georradar, empezó a albergar sospechas sobre el motivo de la hoguera, por lo que solicitó a la abogada de la acusación poder acceder a los informes.

Según ha explicado en sala, un simple vistazo le permitió comprobar que había dientes y vértebras humanas, aunque no fue hasta días más tarde cuando, ya en un análisis comparativo con otros restos de menores, comprobó que se trataba de piezas óseas se seres inmaduros. Los restos estaban incinerados, casi como un mineral, y en mal estado de conservación. Y por el análisis de esos restos, concluye que los pequeños Ruth y José llegaron ya muertos a la hoguera.

Cadena de custodia

El forense ha protagonizado uno de los momentos más duros de la vista, dado que no solo ha expuesto las imágenes de los huesos en la sala, sino que además ha mostrado la disposición de los cuerpos en la hoguera en relación a la ubicación de esos restos y de la mesa de hierro --mostrada en sala-- que contribuyó a concentrar el calor y funcionó a modo de horno crematorio.

Exteberría ha asegurado que se mantuvo la cadena de custodia y que las cajas con los restos fueron desprecintadas en su presencia por la Policía. Y aunque no ha querido criticar el error de los forenses policiales, ha señalado que la equivocación se pudo provocar por la falta de experiencia para identificar huesos incinerados.