La precariedad laboral de Juan Antonio Navarro Armas, de 37 años, fue el origen del mayor incendio forestal de la historia de Gran Canaria, que afecta a unas 3.500 hectáreas y para cuya extinción se necesitarán al menos 48 horas más, según informó ayer el Cabildo de esta isla.

Desde el pasado 1 de julio, Juan Antonio Navarro Armas ejercía como vigilante forestal, contratado por el gobierno insular, en su municipio de Tejeda. Su contrato finalizaba el próximo 30 de septiembre, pero Navarro Armas aspiraba a más. Y nada mejor para ello, pensó el pirómano, que demostrar la importancia de su labor. Cuando se dirigía a su puesto de vigilancia en La Alsandara, a escasos minutos de su domicilio familiar, paró el coche en un lateral de la estrecha carretera. Se apeó y con una caja de cerillas incendió el monte. Las llamas se propagaron con enorme rapidez, ayudadas en gran medida por las altas temperaturas imperantes.

INCREDULIDAD En el municipio de Tejeda, en plena cumbre grancanaria, la incredulidad es total ante los actos de su vecino. Por respeto a su familia, por temor y hasta por vergüenza, sus habitantes no hablan de manera abierta sobre el detenido, que mañana pasará a disposición judicial en el Juzgado de Instrucción del municipio de Arucas. Sí reconocen, amparados en el anonimato, que Juan Antonio Navarro Armas era una persona "tranquila", casada y miembro de una familia muy respetada en la localidad. Algunos lo califican como un hombre algo introvertido y extraño, pero nunca pasó por la imaginación de sus conocidos de la localidad que fuera capaz de provocar esta tragedia medioambiental.

Nada más incendiar el monte, Navarro Armas llamó desde su teléfono móvil al Centro Coordinador de Prevención de Incendios (Cecopin) para comunicar que las llamas arrasaban varios puntos entre la localidad de Ayacata y los embalses de Chira y El Mulato. En una segunda llamada, ya desde su puesto de vigilancia, comentó que había visto a dos jóvenes huyendo del lugar cuando el incendio daba los primeros coletazos.

La Guardia Civil comenzó a sospechar en cuanto llegó a la zona y le interrogó. Los nervios traicionaron a Navarro Armas y las contradicciones inundaron su relato. En un principio, negó que fuera el autor de la catástrofe. Hasta que fue trasladado al cuartel de la Guardia Civil de San Mateo. Con lágrimas en los ojos, según fuentes del cuerpo armado, confesó cómo prendió fuego al monte para demostrar a sus superiores que era necesario ampliar su contrato más allá de septiembre.

José Manuel Pérez, presidente del Cabildo de Gran Canaria, aseguró que el incendio está "en situación de control". "Ahora falta extinguirlo por completo, para lo que habrá que trabajar durante los próximos dos días", dijo ayer, en un día en el que otras islas de Canarias también sufrieron el azote del fuego. Unas 160 hectáreas --la mayor parte viñedos-- ardieron en La Gomera por obra de un incendio declarado el pasado viernes y que ayer, tras el desalojo de más de 60 viviendas, quedó controlado. Tenerife tampoco se libró, aunque en este caso el fuego fuera de menor entidad: una hectárea.

CAMPO DE TIRO Las peores escenas de fuego, sin embargo, se vivieron en la ciudad de Córdoba, donde ayer unas 200 personas continuaban trabajando en la extinción de un incendio que ha asolado 3.500 hectáreas y se originó, el viernes, en el campo de tiro de la base militar de Cerro Muriano. Al parecer, las llamas se debieron a la explosión de una de las municiones usadas en prácticas de tiro, que no estalló en su momento.