Tras la intervención de Zapatero en el Parlamento Europeo se han escuchado voces que hablan de una Europa sin sueños, de una etapa de grisura que nos relegará al papel de comparsas en el teatro del mundo. Por lo general son voces de los propios españoles. Salvo los más conservadores, los europeos no dicen nada. Los europeos, mientras Zapatero habla, aprovechan para ir a por tabaco o echar la siesta. El caso es que es difícil en los últimos tiempos leer un artículo que no te deje con la sensación de que todo va de pena. Incluso las conversaciones de barra y mostrador. El otro día escuché al cuponero echarle las culpas a Zapatero de su mal fario. Decía: desde que está este hombre de presidente no doy ni el reintegro. Tan mal estamos? Puede que sí. Pero también puede ser que nos ocurra como al artista gráfico del FBI que echó mano de Llamazares para inventarse a conveniencia su realidad. O como ese otro que ha sido descalificado del Wildlife Photographer por hacer pasar un lobo amaestrado por uno salvaje. Y encima el fotógrafo se llama José Luís Rodríguez , que también son ganas de fastidiar. El caso es que pudiera ser que estemos incurriendo en el mismo truco, falsear a conveniencia la realidad para crear sensación de vida salvaje. Zapatero no es que sea santo de mi devoción, pero yo me pregunto qué habría sido de nosotros si la crisis llega a estar gestionada por manos conservadoras. Hacen burlas de su obsesión por la igualdad, por crear bienestar social. Es lógico que a los banqueros y mercaderes, que hacen negocio incluso con las transferencias humanitarias a Haití, un tipo que habla de igualdad social les suene a panoli. Montan su negocio sobre el hambre ajena. Pero, los demás, cuándo seremos capaces de distinguir la foto buena de la trucada?