La francesa Chantal Sébire, cuyo caso relanzó el debate de la eutanasia en Francia tras haber pedido sin éxito a la justicia el derecho a morir dignamente, falleció el pasado día 19 por una sobredosis de barbitúricos, según anunció ayer la Fiscalía.

La mujer, de 52 años, enferma de un tumor incurable que le causaba dolores atroces, apareció muerta en su casa cerca de Dijon (este de Francia) dos días después de que un tribunal denegara su petición de que se le practicara la eutanasia activa. Además de serle practicada la autopsia, el fiscal de Dijon pidió que se procediera a unos análisis toxicológicos de las sustancias encontradas en el cadáver. Los resultados revelaron la presencia en la sangre y el líquido gástrico de Sébire de una cantidad de barbitúricos tres veces superior a lo que se considera una dosis mortal, indicó el fiscal.