El Papa ha pedido perdón por los católicos que frecuentan prostitutas al denunciar que quien paga por obtener favores sexuales «es un criminal» y «tiene una mente enferma». Así ha contestado a la pregunta de la joven nigeriana Blessing Okoedion, quien fue obligada a prostituirse en las calles nada más llegar a Italia. «Si un joven tiene esta costumbre, que lo deje. Es un criminal. Puede decir que va para hacer el amor, pero esto no es hacer el amor. Es torturar a una mujer. Es una mente que está enferma», contestó Francisco en las reuniones de trabajo presinodales que se están desarrollando en el Pontificio Colegio Maria Mater Ecclesia de Roma junto a más de 300 jóvenes de todos los países del mundo.

Blessing Okoedion logró salir de las garras de una red de prostitución gracias a Casa Rut, un centro que gestionan las monjas de la Orden de Santa Úrsula en Caserta, región de la Campania, sur de Italia, donde ayudan a identificar a las víctimas de esta lacra y las asisten para que puedan rehacer su vida. Tras escuchar su testimonio, en el que también dijo que muchos de los que acuden a prostitutas son católicos, el Papa pidió perdón por ello. «Pido perdón por todos los católicos que cometen este acto criminal», indicó, al tiempo que dijo que el mercadeo de mujeres es «un crimen contra la humanidad».

El Papa también lamentó que una de las peores enfermedades de la Iglesia es el «clericalismo» y criticó las actitudes de los sacerdotes «mundanos» y que son más «jefes» que «padres» en sus comunidades. Si bien, dijo que el sacerdote es solo una parte de la comunidad de fieles.

Por otro lado, Francisco dijo que los que hablan a las espaldas y crean rumores son «como terroristas» porque «tiran la bomba» y se van, mientras que instó a evitar estos comportamientos en las comunidades religiosas.