El blindaje de las costas Canarias y del Estrecho, que este año ha supuesto un descenso del 55% en la llegada de pateras y cayucos, está obligando a los marroquís y subsaharianos a buscar nuevas rutas y nuevos métodos que les permitan entrar en Europa. "El deseo de emigrar a Europa sigue vivo, lo que pasa es que, con ese despliegue de seguridad en las Canarias y en Gibraltar, los inmigrantes están obligados a buscar formas menos visibles", explica Hicham Rachidi, presidente del Grupo Antirracista de Defensa de los Extranjeros Migrantes (GADEM), una oenegé marroquí que da asistencia a inmigrantes en Marruecos.

Rachidi avisa de que esas medidas de seguridad "no van a impermeabilizar Europa, solo están haciendo más difícil y, normalmente, más peligroso el acceso". "Además, los nuevos métodos son bastante más caros que el viaje en cayuco", explica.

"Las mafias de la inmigración se están adaptando a las medidas de seguridad puestas por la UE", afirma un agente de la policía marroquí especializado en la lucha contra la inmigración.

Uno de esos métodos se basa en la ampliación del espacio Schengen de la Unión Europea a varios países del Este de Europa. Según ese agente, "la primera opción de muchos magrebís y subsaharianos es intentar conseguir un visado de turista para viajar a Polonia". "Si no lo consiguen, van a Ucrania, pues una vez allí, cruzar la frontera a Polonia, Hungría o Eslovaquia es bastante fácil", añade el policía. Esos tres países ya pertenecen al espacio Schengen, con lo cual ya no están separados por fronteras del resto de la UE. Eso hace que, una vez dentro, los inmigrantes puedan moverse con facilidad por territorio europeo.

Las redes marroquís y subsaharianas de la inmigración clandestina han conseguido implantarse en Europa del Este. De hecho, en noviembre, fue detenido en Bucarest (Rumanía) un argelino acusado de liderar una mafia que había introducido a magrebís en la UE.

Los magrebís y subsaharianos se han sumado al enorme flujo de sin papeles chinos, paquistanís e iraquís que han viajado a Ucrania deseosos de aprovechar su extensa y poco controlada frontera para entrar en la UE.

Otra de las rutas en Europa del Este que están empleando consiste en alcanzar en patera, desde Libia, alguna de las islas de la costa de Croacia y, desde este país, entrar en Eslovenia.

El empleo de visados falsos para entrar también ha registrado un importante aumento en los últimos meses. "La demanda ha hecho subir el precio hasta los 5.000 euros", informa un agente de las fuerzas de seguridad marroquís especializado en la lucha contra la inmigración ilegal.

Otra manera de alcanzar la Unión Europea que se usa mucho en los últimos meses consiste en comprar contratos de trabajo ficticios a empresas europeas. "Los inmigrantes --explica el policía-- están pagando entre 6.000 y 10.000 euros por esos contratos que, cuando los tienen, les permiten conseguir el visado y viajar a Europa".