El incendio que asola el corazón de Gran Canaria desde el pasado sábado empezó ayer a remitir tras afectar a 12.000 hectáreas y obligar al desalojo de 10.000 vecinos. Un cambio en los vientos y la caída de las temperaturas frenaron el avance del fuego hacia el sur de la isla. Las llamas se mantenían, al cierre de esta edición, en la misma zona del parque natural de Tamadaba, pero debilitadas, lo que evitó por el momento la evacuación de nuevas poblaciones que ya se encontraban ayer en situación de preaviso.

Mientras, los vecinos de varios núcleos de población que habían sido desalojados comenzaron ayer a volver a sus casas una vez que el fuego se ha empezado a contener, informó el presidente canario, Ángel Víctor Torres.

De hecho, por la tarde regresaron los habitantes de Cruz de Tejeda y el Parador (Tejeda); Tasarte y Tasartico (La Aldea); Cercado de Araña y La Plata (San Bartolomé de Tirajana), y Las Lagunetas, Risco Prieto, Lomo de Aríñez y Cruz del Herrero (San Mateo).

El presidente se mostró aliviado de que el fuego no haya penetrado en la reserva integral de Inagua, uno de los riesgos que más se temía hasta el momento. «El peligro persiste, no podemos dar por extinguido el incendio», advirtió el jefe del servicio técnico de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria, Luis Fernando Arencibia. Un cambio negativo en las condiciones meteorológicas puede reactivar cualquiera de los focos que siguen activos. La mayor parte se encuentra en la zona de Tamadaba, donde aún no han podido entrar los medios terrestres por su difícil acceso, solo los aéreos.

Se ignoran las causas / En cuanto al origen del fuego, Torres indicó que está en proceso de investigación después de que la isla haya sufrido tres incendios en una semana escasa: el primero, en Artenara, el 10 de agosto, por una «imprudencia»; el segundo, en la zona de Cazadores, en Telde, y «parece provocado»; y el tercero, el que se originó en Valleseco el 17 de agosto.

Tras reunirse con el presidente regional y los técnicos, la ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, auguró que «en unos dos días el incendio puede estar bajo control». «La zona está ampliamente devastada. Aunque los daños materiales vayan a ser menor de lo previsto, los ecológicos son importantes», destacó.

La recuperación completa de la amplia extensión afectada por el fuego podría prolongarse «al menos 20 años» una vez que logre ser extinguido por completo, un proceso que puede llevar semanas e incluso «algún mes» de trabajos, según el decano del Colegio de Ingenieros de Montes, Eduardo Rojas Briales.