En la isla de Java (Indonesia), miles de personas han dormido esta madrugada al raso, llorando cerca de los cadáveres de sus familiares o a las puertas de los ya abarrotados hospitales. La zona volvió a padecer el latigazo de la tierra ayer a las seis de la mañana hora local (medianoche en España).

El terremoto, de 6,2 grados en la escala abierta de Richter, causó más de 3.000 muertos, 4.000 heridos, 200.000 desplazados y redujo a escombros miles de casas y edificios gubernamentales. El seísmo tuvo la magnitud más alta registrada desde el tsunami (26 de diciembre del 2004), aunque la zona ya había sufrido otros dos temblores en estos 17 meses. Tras producirse el terremoto, miles de personas huyeron de sus casas en las localidades costeras hacia terrenos más altos, por miedo a que se repitiera otro maremoto.

El epicentro del seísmo se registró a 25 kilómetros al suroeste de la ciudad de Yogyakarta, un importante centro turístico de la isla. Anoche no se tenía conocimiento de que hubiera extranjeros ni entre las víctimas mortales ni entre los heridos.

PERSONAS ATRAPADAS La Unidad de Desastres regional indicó que la zona con más víctimas mortales es la ciudad costera de Bantul, donde han muerto más de 2.000 personas. Las autoridades advirtieron de que la cifra de fallecidos puede subir aún más, dado que se desconoce el número total de personas atrapadas bajo las viviendas destruidas. La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja calculan que entre el 70% y el 80% de los edificios de Bantul se han derrumbado. La urgencia obligó a cavar fosas comunes para los cadáveres para evitar las epidemias.

Los hospitales de Yogyakarta se encuentran colapsados, a pesar de haberse habilitado espacios en los pasillos, en las salas de espera e incluso en los recibidores. El principal centro no tiene capacidad para acoger a todos los cadáveres y heridos, según declaró un portavoz. "Estamos en emergencia total, siguen llegando cadáveres y heridos con profundos golpes y huesos rotos, pero no tenemos espacio suficiente para acogerlos a todos en nuestras instalaciones, que son las mayores de Yogyakarta", informó la secretaría del hospital. "Incluso los depósitos están llenos y no hay espacio para los cadáveres, que quedan envueltos en sábanas y alineados al borde de las calles", advirtió.

El Gobierno de Yakarta ha ordenado el despliegue del Ejército para ayudar en las operaciones de salvamento. Aunque parece que ayer aún no había llegado.

EVALUACION DE LA SITUACION El presidente de Indonesia, Susilo Banbang Yudhoyono, viajó ayer por la tarde a la zona con un equipo de ministros para evaluar la situación.

El seísmo obligó a cerrar el aeropuerto de Yogyakarta, debido a que las instalaciones sufrieron grandes daños. Y también la estación de ferrocarril estuvo cerrada durante casi todo el día, aunque el tráfico se restableció por la noche. Muchas carreteras y puentes quedaron destruidos, lo que obstaculiza los esfuerzos de la población por huir e impide que las camionetas con heridos lleguen a los hospitales.

Cruz Roja Indonesia envió grupos de emergencia al área y un portavoz de la ONU transmitió el pésame del secretario general, Kofi Annan, y anunció que equipos especializados aportarían ayuda humanitaria a Indonesia. Entre los numerosos países que prometieron ayuda se encuentran Malaisia, Gran Bretaña, Japón, Rusia, EEUU y la UE.

El Gobierno español expresó su "profunda consternación" y anunció que la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) puso en marcha su habitual dispositivo de emergencia "a la espera de eventuales peticiones de ayuda que pudieran formular las autoridades indonesias". En el país hay actualmente 12 delegados de Cruz Roja Española, que ayer se volcaron a ayudar a los damnificados.