Japón sigue sin domar al monstruo de Fukushima dos años y medio después de que un tsunami barriera la central nuclear. Un vertido de 300 toneladas de agua altamente contaminada supone la mayor amenaza desde entonces. Las autoridades temen que se estén produciendo otras fugas en decenas de tanques de las mismas características.

La Autoridad de Regulación Nacional (ARN) japonesa subió la gravedad de la situación de la central de "anomalía" a "incidente grave" o, lo que es lo mismo, del nivel 1 al 3 en la escala internacional de incidentes nucleares, que termina en el nivel 7. El nivel 3 requiere exposiciones que "multiplican por 10 o más los niveles admitidos para los trabajadores". Chernóbil y Fukushima son las únicas que han alcanzado el techo de la escala. La central japonesa fue rebajada meses después del tsunami al nivel 1 y ninguna de las innumerables crisis posteriores lo habían modificado, lo que da la medida de la gravedad del último vertido.

CEMENTO Y SACOS DE ARENA El incidente fue descubierto el lunes por la presencia de charcos con agua altamente radioactiva y hasta el martes no pudo ser señalado el tanque de origen. Este contiene aún otras 670 toneladas de agua, que está siendo trasladada a toda prisa hacia otros recipientes al mismo tiempo que los operarios se afanan en absorber la filtrada al suelo. Hasta ahí llegó tras superar un muro de cemento y una barrera de sacos de arena. La compañía ha descartado que el agua haya alcanzado el mar porque median un centenar de metros hasta la costa, pero algunos expertos se mostraron menos optimistas.

La fuga evidencia el problema acuciante de la gestión del agua contaminada. Cada día se acumulan en los sótanos de los reactores 400 toneladas de agua usada para refrigerarlos, que se traslada a los tanques mediante bombeo. Estos estaban construidos en un principio totalmente de acero, pero las ingentes cantidades de líquido aconsejaron después utilizar juntas de plástico. Lo que se gana en rapidez de montaje se pierde en seguridad. Tepco sospecha que la fuga del tanque proviene de una de esas juntas y teme que otras similares se hayan producido ya. En lo que va de año se han registrado fugas en otros cuatro tanques. La compañía necesitará tanques suficientes para almacenar 800.000 toneladas más de agua hasta el 2015.

EL RIESGO "100 milisieverts son el límite legal de radiactividad que un trabajador de una central puede acumular en cinco años. El incidente supone darle esa dosis en una hora", explicó el portavoz de Tepco. La exposición a radiación moderada o alta puede causar cánceres como la leucemia. Con las dosis registradas en los charcos esta semana, una persona que permaneciera a una distancia de medio metro sufriría después de 10 horas evidentes signos de contaminación radiactiva, náuseas y pérdida de glóbulos blancos.

Tepco admitió en julio, tras meses de negativas, que 300 toneladas de agua contaminada se vierten al día al mar. La fuga de esta semana es un incidente independiente y más peligroso.