El canadiense Guy Laliberté se convirtió ayer en el séptimo millonario aventurero que cumple el sueño-capricho de viajar al espacio. Laliberté, que tiene 50 años, no es un empresario de las finanzas o las comunicaciones, como sus antecesores, sino un emprendedor que ha hecho fortuna en el mundo del espectáculo: empezó de faquir y saltimbanqui y acabó fundando y dirigiendo la próspera compañía Cirque du Soleil. El viaje a la Estación Espacial Internacional (ISS), incluyendo el entrenamiento y 12 días en órbita, le cuesta 20 millones de euros.

Además del dinero, quiere aportar un poco de humor en órbita. Y para ello se ha llevado en el equipaje nueve narices de payaso: "Las llevo para regalarlas a los tripulantes", declaró antes de partir. También se ha comprometido a hacer cosquillas a sus compañeros cuando duerman. Como es de rigor, también hará algún experimento científico, así como numerosas actividades divulgativas, centradas en esta ocasión en el problema del agua en el mundo.

Laliberté vuela a la ISS acompañado de un astronauta estadounidense, Jeffrey Williams, y otro ruso, Suraiev Maxim. Los tres partieron de Baikonur (Kazajstán) a bordo de un cohete Soyuz . Pronto comparecieron por pantalla ante el centro de control y entonaron alegres el Mammy Blue de los Pop Tops. El acoplamiento es mañana. Una vez concluya su misión, regresará a la Tierra con los tripulantes Michael Barratt y Guennadi Padalka, que han estadp seis meses.

Como en las Soyuz hay espacio para tres, Rusia aprovecha para hacer caja alquilando un asiento a quien esté dispuesto a pagar 20 millones. Esta actividad comercial nunca ha hecho mucha gracia en EEUU, el principal socio de la ISS, pero contibuye en gran manera a mantener la inversión rusa. Ahora, sin embargo, parece ser que Rosiakosmos, la agencia espacial rusa, quiere limitar los viajes turísticos.