Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y de la Universidad Miguel Hernández de Elche trabajan en el desarrollo de una nueva herramienta virtual para ayudar a los cirujanos maxilofaciales en la reconstrucción de rostros o cabezas de aquellas personas que han sufrido traumatismos.

Según una nota de prensa de la Universidad madrileña (UPM), el sistema se basa en una herramienta virtual de reconstrucción en tres dimensiones (3D) a partir de imágenes médicas, que podrá ser aplicada para el guiado de robots paralelos como asistentes quirúrgicos.

El proyecto, llamado SRAQ (Sistema Robotizado Asistente Quirúrgico), cuenta también con la colaboración de profesores de la Universidad Nacional de Colombia y parte del estudio de herramientas informáticas especializadas en visualización y procesamiento de imágenes, que permiten desarrollar reconstrucciones tridimensionales a partir de una imagen médica.

El cirujano podrá utilizar la reconstrucción 3D en la planificación de cirugías cráneo-maxilofaciales, ya que aportan diversos conceptos geométricos y conocimientos de trayectorias.

La UPM ha explicado que el estudio se centra en el "alto grado de violencia que existe en algunos países de América Latina, donde son numerosas las personas que sufren traumatismos muy severos en rostro y cabeza, producto de accidentes y agresiones", por lo que la ayuda de un cirujano maxilofacial es decisiva para la reconstrucción.

Al realizar estas intervenciones, el cirujano se encuentra con diferentes tejidos, blandos o huesos, cuyas capas externas e internas no son homogéneas. Los instrumentos actualmente utilizados en cirugía para efectuar cortes y perforaciones son estrictamente manuales y conllevan un alto índice de error en su precisión y grandes variaciones en su tiempo de realización, según la misma nota de prensa.

Por eso, los investigadores trabajan en el diseño y construcción de una aplicación virtual integrada con una herramienta robotizada que, aplicada a la navegación quirúrgica, podrá ayudar al cirujano maxilofacial en sus intervenciones para reconstruir zonas de la cara o de la cabeza.

El objetivo final del proyecto, desarrollado por Rafael Aracil, Roque Saltarén y José Serracín, de la universidad madrileña, y José María Sabater, de la de Elche, es lograr una aplicación que genere automáticamente trayectorias que pueden ser realizadas por un robot.