Rajesh tiene 26 años y es homosexual, pero su padre no lo sabe y está a punto de concertarle matrimonio con una mujer de buena familia. Niti, una joven de 20 años, tiene novia desde hace 10 meses, pero su familia lo ignora y confía en que pronto encuentre un buen partido. Ambos desvelan su condición de gais cuando se hallan entre los de su colectivo, pero de puertas afuera aún no se han decidido a salir del armario por miedo a enfrentarse a la rígida sociedad de la India. Y no es solo el qué dirán: en este país, los actos homosexuales son ilegales y pueden castigarse con hasta 10 años de prisión.

Casos como los de Rajesh y Niti abundan entre los asistentes al Nigah QueerFest 08, un festival que se celebra esta semana con una mezcla de orgullo, reivindicación y discreción en la conservadora Nueva Delhi. La cita nació el año pasado como un experimento social y tuvo un éxito "inimaginable en la ciudad hace unos años", explica Gautam Bhan, uno de los organizadores. Este año, el QueerFest pretende consolidarse como un acontecimiento que ayude a levantar el velo de tabú y discriminación que cubre en la India a los gais. Performances, muestras, charlas y un ciclo de cine de contenido homosexual son los platos fuertes del festival, al que han apoyado con la cesión de filmes varias embajadas, entre ellas la española.

CAMBIO DE MENTALIDAD Aunque queda mucho camino por recorrer para acabar con los prejuicios, "no hay duda de que la mentalidad de la gente está cambiando", asegura Gautam. Como ejemplo, se refiere al desfile del Día del Orgullo Gay que, por primera vez, se celebró en Nueva Delhi el 29 de junio. Participaron 700 personas en una ciudad de 14 millones, pero para el colectivo fue un éxito sin precedentes.

El objetivo del QueerFest no es una salida en masa del armario, sino "crear un espacio seguro para que todos disfruten" reconociendo "la necesidad de anonimato". Por eso, se ha vetado a los periodistas hacer fotos o filmar.

Entre los actos más reivindicativos del festival destaca la marcha que el lunes realizaron medio centenar de personas en la Connaught Place, pidiendo la reforma del Código Penal para abolir la sección 377. Se trata de una ley de 1860 que penaliza "los actos innaturales". Esta definición, un tanto vaga, se traduce en la criminalización de la homosexualidad y de otros actos considerados "no naturales", como el sexo oral. Aunque no se han efectuado detenciones en virtud de esta ley en dos décadas, el hecho de que siga en vigor abona el campo para la discriminación. La norma está en estudio en el Tribunal Superior de Delhi. "Se prevé que las audiencias terminen en septiembre y, probablemente, habrá una decisión a finales de año", detalla Gautam.

APOYO AL COLECTIVO Entre los que han apoyado la denuncia hay representantes del Gobierno, como el ministro de Sanidad, Anbumani Ramadoss, quien pidió descriminalizar la homosexualidad. "Que se reforme la ley sería positivo, pero lo importante es que cambie la mentalidad", insiste Gautam. Con él coincide la historiadora Giti Thadani. "Algunos sectores ven la homosexualidad como una moda llegada de occidente, pero existe en la India desde hace siglos", explica la mujer mientras muestra, en una sala repleta de público, unas diapositivas con imágenes de amantes gais esculpidas en antiguos templos hindús.