Los Goya de la protesta provocaron ayer una cadena de reacciones políticas, la mayoría favorables a la repulsa de la gente del cine contra la guerra de Irak, el paro y la catástrofe del Prestige. El líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, felicitó a los protagonistas de esta combativa reivindicación "por haber sabido reflejar lo que piensa la mayoría del pueblo español, al que no quiere escuchar el Gobierno". El coordinador de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, señaló: "La gala ha sido un ejemplo de lucha por la paz que ha logrado romper el veto mediático de Televisión Española".

El Gobierno no encajó bien la andanada de casi cuatro horas en director en TVE-1. La ministra de Asuntos Exteriores, Ana de Palacio declaró: "Habría preferido que se hablara más de desarme que de guerra en la ceremonia".

FUERZA

Pilar del Castillo, ministra de Educación, Cultura y Deporte, que sintió en sus carnes la fuerza de la protesta durante el acto celebrado en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, dijo ayer que los sectores vinculados al mundo del cine deberán decidir qué es lo que quieren que sea la entrega de los premios Goya. "Sería una equivocación --dijo-- que esa ceremonia se convierta en algo distinto para lo que fue concebida".

Presentadores, premiados y repartidores de estatuillas aprovecharon sus minutos de micrófono para arremeter contra el Ejecutivo de Aznar. ¿A qué vino tanta protesta? "Se han acumulado muchas cosas y la gente está harta. Así que cuando tienes tu minuto de gloria te dices: ahora voy a contar lo que pienso, además es en directo, me tienen que oír", explicó el director Fernando León de Aranoa minutos después de vivir su noche triunfal con cinco premios Goya para Los lunes al sol .

El actor Javier Bardem, otro de los triunfadores, dijo: "Las reivindicaciones planteadas son muy serias. Ganar las elecciones no es un cheque en blanco. Hay que escuchar al pueblo".