La segunda marea negra está casi sobre Galicia y las administraciones, hasta ahora optimistas, se rinden ante la evidencia.

"Nos preparamos para lo peor", aceptó ayer el conselleiro de Pesca, Enrique López Veiga, que reconoce la gravedad de lo que se le viene encima a las costas gallegas. "Una marea negra es una marea negra", afirmó López Veiga, que ahora sí utiliza el término del que tanto huyó el Ejecutivo central.

El titular de Pesca avisó de que los próximos días "serán difíciles" para Galicia, y añadió que "una cosa es la limpieza visual y otra recuperar las zonas" en un tono claramente pesimista. El conselleiro ni siquiera descartó que el Prestige sigue vertiendo el maléfico líquido. "No parece lógico que lo haga, pero no lo sabremos seguro hasta que el batiscafo lo confirme", dijo sin aportar sensaciones positivas.

LA RIA MAS RICA

La gran mancha de alta mar se encontraba anoche a menos de 22 kilómetros de la costa y avanzaba hacia tierra. Para combatirla, las autoridades cuentan con 25.000 metros de barreras, siete barcos anticontaminación y casi un millar de especialistas y voluntarios preparados en las playas. El principal objetivo es impedir que el vertido entre en la Ría de Arousa, la más rica de toda Galicia, que todavía no está afectada, y también la de Muros-Noia. En total se han utilizado 180.000 metros de plástico para proteger ante la amenaza del fuel 1.800 bateas de mejillón y se han extendido barreras que serán poco efectivas si el oleaje continúa.

La flota mejillonera también tendrá su papel e intentará ayudar en la recogida del fuel más grueso con sus grúas. Cada batea tendrá su propio barco de vigilancia que actuará para dispersar el petróleo mediante su recogida directa y promoviendo su disolución con el movimiento de las hélices. El Ejecutivo ha activado el protocolo de emergencia con medidas complementarias, como restringir el espacio aéreo con el fin de facilitar los vuelos de observación.

Los espacios naturales merecen una atención especial por parte de la Xunta. Hasta la fecha han sido cerradas con barreras naturales, construidas con arena, terrones y sacos de tierra, las lagunas de Valdoviño, Doniños, Baldaio, Traba, Louro, Xuño y Muro, Carregal y Vixán; y las desembocaduras de los ríos Eume, Mandeo y Anllóns, la Ría de Lires y Marismas de Caldebarcos. A última hora de la tarde de ayer, algunos restos de las manchas cercanas a tierra alcanzaban ya las costas gallegas en la entrada de la ría de Farol. No son más que el aperitivo de lo que está por venir.

RAJOY ALIENTA

Desde Madrid, el vicepresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, intentó ayer dejar abierta una brecha de relativo optimismo cuando afirmó que los expertos de su departamento confían en que el fuel sólo afecte a las mismas zonas castigadas por la primera marea negra.

Rajoy recordó los siete barcos anticontaminación desplazados a la zona, aunque "no todos" pueden trabajar debido al mal tiempo reinante en la zona deprimida. Todos son extranjeros dado que España no cuenta con ninguno en su flota de salvamento.