La Xunta de Galicia da por "superada" la crisis incendiaria que durante los últimos días ha transformado el verde paisaje gallego en un manto negro y humeante. El fuego habría arrasado cerca de 65.000 hectáreas, según fuentes del gobierno gallego consultadas por este diario. La vigilancia al monte y la variación del tiempo permiten ser optimistas. El cielo se nubla, las temperaturas bajan y se espera que las lluvias mojen el terreno y eviten más sustos.

El presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño (PSOE), acompañado del conselleiro del Medio Rural, sobrevoló ayer los municipios afectados y pisó el terreno quemado en Rianxo. Allí anunció que se llega al final del túnel de una "situación grave". Galicia habla ya de valoración de daños, de comenzar la repoblación y, sobre todo, de preguntarse qué pudo pasar para así evitar desastres futuros.

De las 65.000 hectáreas quemadas en todo el territorio gallego, Pontevedra habría visto dañadas 34.000, aunque principalmente se trataría de monte bajo. En A Coruña, el recuento inicial apunta a las 22.000 hectáreas quemadas. En Ourense serían 6.000 y, en Lugo, 3.000. El cálculo se hace complicado porque hay fuegos sin perimetrar y activos. La tranquilidad de la última jornada permitió concentrar esfuerzos en la recopilación de datos y en la cuantificación de daños.

La aproximación realizada por el PP a partir de la imagen de un satélite de la NASA (179.667 hectáreas) se demuestra incorrecto. No en vano, la web de la que se toma la imagen avisa de que éstas no permiten hacer este cómputo. En la Xunta consideran que la orografía gallega complicaría cálculos de este tipo, apuntando que sólo fotos tomadas a baja altura o un análisis sobre terreno serían fiables.

Por otra parte, indicar que el día amaneció con cuatro fuegos activos y 36 controlados. La jornada se cerró con más de ochenta fuegos extinguidos y ninguno activo. Las Alertas, que indican peligro para zonas habitadas, han desaparecido del mapa. El ingente operativo dispuesto por toda la orografía gallega y el tiempo tienen gran parte de culpa en el descenso. Ayer las temperaturas bajaron, el viento amainó y los cielos se cubrieron parcialmente. Hoy la previsión meteorológica promete lluvias. Por una vez, los gallegos se alegran de ello. Se espera que el agua refresque el suelo y complique que surjan nuevos focos o que se reaviven los extinguidos. Hasta el viernes el cielo proporcionará una dará tregua en forma de lluvias.

SIN BAJAR LA GUARDA Y una vez superado lo peor, llegó el tiempo de análisis y balances. El presidente de la Xunta sobrevoló, junto con el consejero del Medio Rural, buena parte de la geografía afectada. Visitaron la zona de Rianxo. Allí Pérez Touriño anunció que la crisis "está superada" aunque no se va "a bajar la guardia". El jefe del Ejecutivo gallego escuchará de mano de los alcaldes de las localidades afectadas cuál es la situación y las necesidades. "Es el momento de hacer autocrítica y superar limitaciones", señaló.