«Para que nunca más le hagan una brutalidad así a una mujer», clamó Valeria Quer en el minuto de silencio con el que ayer se honró en la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela la memoria de su hermana mayor, Diana, por cuyo crimen se está juzgando en esa ciudad a un único encausado, José Enrique Abuín Gey, alias el Chicle.

«Nos sentimos súper arropados, lo que más feliz nos hace ahora mismo es que estéis aquí por mi hermana», dijo la joven en el acto, sobrecogida, pero todavía con el suficiente resuello para espetar: «Por las mujeres, por la protección... Gracias por darnos cariño, apoyo, todo».

Junto a ella, su progenitor, Juan Carlos Quer, dio las gracias al pueblo español y al gallego por la solidaridad, respaldo y cariño e invitó a todo el que quiera a ir a Galicia: «Este individuo es un hecho aislado al lado de la bondad de tanta gente de aquí».

«Fuerza», «ánimo», «estamos con vosotros», escucharon ambos en el acto mientras se sucedieron abrazos, besos y muchas más palabras de ánimo.

Juan Carlos Quer incidió en su batalla, la de reivindicar la prisión permanente revisable. Reclamó que nadie pueda volver a cometer actos tan brutales de violencia contra la mujer, al igual que Valeria, y deseó que la condena a este «depredador» sea «certidumbre para la sociedad». «Que nuestras hijas puedan circular con libertad», zanjó el padre de la joven.

El minuto de silencio se celebró cuando el juicio por el crimen de Diana Quer ha llegado a su ecuador, tras una semana en la que han declarado el único sospechoso y los propios padres de la víctima, Juan Carlos Quer y Diana López-Pinel. En la semana entrante será el turno de la prueba pericial.

DE MODO ACCIDENTAL / Más de tres años después del crimen, el Chicle ha admitido en sede judicial y ante las nueve personas que conforman el jurado popular que él mató a Diana. No obstante, sigue sosteniendo que sucedió de forma accidental tras ser sorprendido por la joven en un robo de gasóleo. Una teoría desmontada en una de las sesiones iniciales: nadie en A Pobra, donde se celebraba la fiesta del Carme dos Pincheiros, fue víctima esa noche de ningún robo de combustible.

Frente a esa tesis de un homicidio imprudente, las acusaciones -pública y particular- consideran que fue premeditado. Primero raptó a la adolescente, luego abusó de ella, la estranguló y lanzó a un pozo su cuerpo con dos bloques de 18 kilos de peso. La postura «completamente antinatural», muy rígida en la que hallaron el cadáver en el pozo demuestra, para todos los expertos que han comparecido durante esta semana, señala que la chica murió «tras una situación de shock grande» que le generó un gran «pánico». Su exmujer y sus amigos al principio le creyeron, pero poco después dudaron, incluso los más cercanos.

Según testigos, le gustaban «todas» las mujeres, sobre todo delgadas, jóvenes, morenas y de pelo largo. Como Diana Quer.