De las medidas adoptadas por el Gobierno, el indulto a un conductor kamikaze que mató a un joven de 25 años quizá sea una de las más difíciles de explicar. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, se vio ayer en esta tesitura en el Congreso, después de que el perdón haya sido criticado no sólo por las víctimas del fallecido, sino también por su compañero de filas Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior, y el presidente del Tribunal Supremo, Gonzalo Moliner. Ruiz-Gallardón justificó el indulto con el argumento de que el kamikaze sufría un episodio de epilepsia, no tenía antecedentes y contaba con el beneplácito del centro penitenciario.

Asimismo alegó que, aunque el Gobierno había tenido sus "dudas", optó finalmente por la condonación de la pena al revisar que el Ejecutivo del PSOE también había exculpado a un kamikaze epiléptico que además conducía bajo los efectos del alcohol. Fue su golpe de efecto ante los reproches de los diputados socialistas. Sin embargo, el ministro obvió que el anterior indultado había cumplido más de la mitad de la condena, de 12 años de cárcel, frente a los 11 meses que permaneció en la cárcel el kamikaze exculpado por el PP. Asimismo soslayó que en este último caso la fiscalía y la audiencia se habían opuesto.

El PSOE aprovechó para recordar que sobre el indulto sobrevuela el tráfico influencias dado que el letrado defensor del kamikaze trabaja en el bufete que el hijo del ministro de Justicia. "El despacho donde trabajan los abogados le puedo asegurar que no figura en los expedientes de indulto", respondió el ministro.

Sin embargo, sus explicaciones "indignaron" a la familia del fallecido. Su hermana, Loreto Dolz, recordó que el Supremo "descartó la epilepsia como causa y los médicos forenses certificaron que no la padecía" dado que estimaron que es "imposible" que una persona así pueda embestir por detrás a un coche hasta sacarle de la carretera".