Por segundo año consecutivo, la organización de Madrid Fusión, el festival gastronómico por excelencia, ha seleccionado una receta del restaurante placentino Viña La Mazuela para participar en un concurso nacional. La preparará Beatriz Rovira, la cocinera del restaurante, que ya el año pasado acudió al mismo festival y consiguió quedar cuarta entre seis finalistas. Ahora va a por todas, a superar ese cuarto puesto y, si es posible, ganar.

Contará con la experiencia del año pasado, que valora porque "aquella vez estaba muy nerviosa por ser la primera y porque no sabes qué te vas a encontrar, ahora estoy mucho más tranquila y relajada", reconoce. Lo dice también tras la experiencia de haber ganado recientemente el concurso regional organizado por Corderex, un premio más que valora porque "supone un reconocimiento de que lo estamos haciendo bien".

Habla en plural porque subraya que el mérito no es solo suyo. De hecho, destaca que para elaborar la receta de este año y del anterior han colaborado todos los que están en la cocina del restaurante, el jefe de cocina, Ignacio Urain y Javier Domínguez, además de ella.

Así surgió una Ensalada de calamar con helado de bonito del norte, berberechos picantes y mejillones . Es la receta que presentaron al concurso y esta misma semana han conocido que había sido seleccionada. "Ya pensaba que no me iban a llamar porque enviamos la recete en noviembre o diciembre y cuando me llamaron, me hizo mucha ilusión".

Beatriz explica que el tema del concurso son los platos con conservas y ellos han reinventado un plato que ya está en la carta del restaurante, una ensalada similar, pero que no lleva helado. Además, explica que la receta "va también con una sopita de chipirón y hielo seco".

En Madrid Fusión , que se celebrará el día 25 de enero, tendrá una hora para elaborar la receta, pero no le agobia el tiempo porque ya ha practicado en la cocina. Además, insiste en que está mucho más tranquila y relajada que la vez anterior.

Porque a sus 26 años, puede estar orgullosa de haber conseguido un reconocimiento y destaca también el valor que supone para el restaurante por el prestigio que le da y la imagen de su cocina. A La Mazuela llegó después de haber estudiado en la escuela municipal de cocina Luis Irízar y de haber pasado por el parador de turismo.

Lleva ya cinco años en La Mazuela y, ni los cambia, ni piensa en otro puesto en otro restaurante porque "estoy muy a gusto, como en mi casa. El jefe de cocina innova mucho y nos deja improvisar y que trabajemos cosas nuevas y no en todos los sitios te dejan". Sobre su trayectoria, se muestra contenta. "Nunca pensé que iba a ser así, estudié cocina para trabajar, pero me educaron para no ser conformista".