Las autoridades de Alemania detectaron ayer en la isla de Rügen, el primer caso en Europa de un gato doméstico muerto por gripe aviaria, lo que disparó nuevamente las alarmas sobre la transmisión entre especies y el contagio de los mamíferos.

Los análisis han confirmado que el animal sufrió una infección por H5N1, la variante más temida del virus, aunque los expertos insistieron en que se trata de una "casualidad" fruto del contacto intenso del felino con aves infectadas, posiblemente por la ingestión de algún cadáver. Casos similares y excepcionales se detectaron en Asia hace dos años, según recordó Thomas Mettenleitner, presidente del Instituto Friedrich Loeffler, el laboratorio de referencia en Alemania.

El gato apareció muerto cerca de Wittow, en Rügen, isla que ha adquirido estos días notoriedad porque en ella se han encontrado durante febrero más de un centenar de aves silvestres muertas. Aunque la vía de contagio se desconoce, todo apunta en una misma dirección: "Si un gato come de los restos de un pájaro con el virus, se puede infectar. Eso está claro. Lo sabemos desde los casos habidos en Asia", destacó un portavoz del instituto. Los expertos están ahora a la espera de confirmar si se trata de la misma cepa H5N1 de Indochina y Turquía.

MEJOR SI NO SALEN DE CASA Aunque la transmisión de aves a gatos y entre gatos es una posibilidad remota, Mettenleiter abogó por la prudencia y recomendó a los propietarios de felinos no dejarlos al aire libre en las zonas de Rügen afectadas por la gripe aviaria y cuidar las condiciones higiénicas del animal.

Klaus Stöhr, experto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirmó que el hallazgo "no significa que el virus se pueda transferir fácilmente a los seres humanos". Stöhr también recordó que en Asia se han producido situaciones similares, pero ello "no ha producido una muerte masiva de gatos". En cualquier caso, insistió Stöhr, "ahora hay que ser muy cuidadosos con los animales muertos".

La primera constatación de que los gatos podían enfermar de gripe aviaria data del 2004, cuando se detectaron tres animales infectados, todos silvestres, en Tailandia. A raíz de aquellos casos, el equipo de Thijs Kuiken en el Centro Médico Erasmus, en Rotterdam (Holanda), decidió someter un grupo de felinos sanos a tres situaciones extremas. Los resultados se publicaron en la revista Science .

En el primer experimento, a tres gatos se les inoculó el H5N1 y a otros tres el virus de la gripe común humana. Los tres primeros felinos enfermaron --tuvieron fiebre y dificultades respiratorias en 48 horas--, aunque sólo uno de ellos murió, y de los otros no enfermó ninguno.

En el segundo se alimentó a tres gatos con pollos infectados y los tres murieron, y en el tercer experimento se colocó en una jaula a dos gatos sanos junto a dos enfermos. Los primeros contrajeron la enfermedad.

Kuiken dedujo de todo ello que los gatos pueden contraer la enfermedad tanto entre miembros de la misma especie como a partir de la ingestión de aves enfermas. Sin embargo, no es una posibilidad fácil. Stöhr, de la OMS, agregó ayer que "en un laboratorio se puede pasar el virus de un gato a otro, pero en la vida real de esos animales solo puede ocurrir casi por casualidad".