A Ian Gibson (Dublín, 1939) le pareció que valía la pena dedicar un año de trabajo a "ese cachondo mental hispánico" que era Camilo José Cela, un verdadero "animal humano, un hecho sociocultural de gran importancia". Pero el escritor no ha pretendido hacer la biografía del Nobel español, porque "eso llevaría años".

Cela, el hombre que quiso ganar (Aguilar) sólo es una aproximación a la vida del escritor, que Gibson califica como "un estudio bioliterario, una mezcla de biografía y crítica literaria". Este hispanista irlandés nacionalizado español asegura que empezó "casi odiando a este hombre" y terminó viendo que Cela "también tenía un gran corazón".

No le interesó meterse a fondo en el problema de la viuda para averiguar si Marina Castaño, 40 años más joven que el escritor, se casó con éste por amor, por interés o por la fama. "El Cela que a mí me interesa es el anterior, porque toda la obra grande ya estaba hecha", dice.

Para escribir su libro, Gibson toma como base fundamental la obra literaria de Cela, pero pone en entredicho muchos de los capítulos autobiográficos.

LO PUBLICO Y LO PRIVADO

En contraste con su imagen pública, el premio Nobel era en la vida privada un ser tímido, angustiado e inseguro, que temía, por encima de todo, el fracaso. Creía que si no se fabricaba una personalidad de macho duro se iría a pique, y para lograrla se convirtió en un exhibicionista.

Además, Cela pasa por los capítulos más siniestros de su biografía rápidamente y como sobre ascuas. Por ejemplo, su ofrecimiento en 1938, documentado, al régimen franquista para delatar a rojos en una época en la que los fusilamientos eran una práctica diaria.

Gibson asegura que el pintor ampurdanés influyó mucho en Cela.