El obispo electo de Ávila, el extremeño José María Gil Tamayo, accedió ayer la diócesis a través de Aldeavieja, donde reivindicó las raíces agrícolas de su familia y defendió el mundo rural, diciendo que le «duele» su «despoblación y empobrecimiento».

Las primeras palabras en la diócesis en la que mañana recibirá la ordenación episcopal de manos del cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, tuvieron lugar en la iglesia de San Sebastián, donde lo recibió el anterior obispo, Jesús García Burillo.

Apenas dos minutos después de las cuatro, Gil Tamayo descendió del coche, para saludar también al alcalde de Aldeavieja, José Miguel Muñoz, y al presidente de la diputación, Jesús Manuel Sánchez Cabrera. El repicar de las campanas dio la bienvenida al obispo electo de Ávila, quien se dirigió al medio centenar de fieles, respondiendo a la alocución previa del párroco Antonino Alonso, que a sus 78 años, hizo una defensa del medio rural, a la vez que alertó de su difícil situación. Sus primeras palabras en la diócesis concluyeron con un agradecimiento y una petición: «gracias, gracias, gracias. Ayudadme. Rezad por mí. Que el Señor os bendiga».