Ginés Marín es el próximo torero de la Escuela Taurina de la Diputación Provincial de Badajoz que va a tomar la alternativa. Es un torero muy especial, porque hay unanimidad en que reúne unas condiciones inmejorables para ser una gran figura del toreo. Su persona es cálida, destila sensatez y cercanía en su hablar. Habla de su vida y trasluce una infancia feliz. Pero en muy poco tiempo ha madurado, porque no ha tenido más remedio. Es lo que impone ese jugarse la vida ante un animal fiero, para crear belleza de ese enfrentamiento. Ver torear a Ginés es entrar en el mundo de la dulzura, sentimiento que despierta la verdad, la pureza y la belleza de su toreo. Va a ser un torero muy importante, y lo va a ser de forma inmediata.

--Acabas de cumplir 19 años. Una vida muy corta aún. ¿Cómo ha transcurrido hasta ahora?

--Nací en Jerez de la Frontera. Nunca he vivido allí y hasta los 8 años viví en Medina Sidonia. Después me vine con mi familia a vivir a Olivenza, y mejor que bien.

--Un niño como tú, ¿qué se planteaba ser de mayor?

--Pues nada en especial, me dedicaba a vivir mi infancia y mi niñez, y hacía lo propio de todos los chavales, jugar al fútbol, ir al parque con los amigos, hasta que ya con 10 u 11 años, decidí querer ser torero.

--¿Y cómo se te ocurrió querer ser torero y no querer ser futbolista, por ejemplo?

--Menos mal porque como futbolista era bastante malo. Pero es que mi padre siempre fue picador, y lo sigue siendo. Y ya de pequeño me llevaba al campo y a tentaderos, y estaba en contacto con el toro. De ahí viene mi afición y mi contacto con el toreo. Siempre tuve la cosilla de querer ser torero. Ya con esa edad lo decidí con más claridad, primero me apoyó mi padre y al final también mi madre.

--Después la Escuela Taurina de Badajoz. Luis Reina fue tu maestro, que enseña mucho pero también exige mucho. ¿Qué supuso para ti la Escuela, y cómo recuerdas ese pasaje de tu vida?

--Sí, el maestro Luis es muy exigente pero me enseñó mucho del toreo, aunque no sólo de él, porque me enseñó a cómo andar por la vida. De la Escuela mis recuerdos son todos gratos y buenos. La verdad es que echo de menos lo que allí se vivía: los entrenamientos, los tentaderos, los viajes a las novilladas, que íbamos todos juntos en la furgoneta. Fueron momentos muy bonitos.

--Debutaste ante el público en Ledesma en 2013 y con picadores en Olivenza al año siguiente. Aquel fue un día grande.

--Sí. Fue un día redondo, de esos que sales a la plaza y te sale todo lo que quieres hacer delante del toro, incluso algunas cosas que yo recuerdo que no había entrenado de salón, que simplemente rondaban en mi cabeza. Fue uno de los días importantes de mi vida.

--Ginés, hay muchísimos premios en tu carrera como novillero, pero hay uno muy especial: el Zapato de Oro de Arnedo. Fíjate si será especial que lo han ganado el inolvidable Yiyo, Enrique Ponce, Finito de Córdoba, Morante de la Puebla..., y Ginés Marín.

--Pues sí. Es un premio muy prestigioso para todos los novilleros, y el hecho de tenerlo en mi casa es un verdadero orgullo, pero también me crea responsabilidad.

--El día 15 alternativa de postín en Nimes, con Morante de padrino. Y a partir de ahí, una carrera en extremo prometedora como matador de toros. ¿Qué esperas ese doctorado y de ese futuro que te espera?

--Antes mi presentación y despedida en Madrid (por el día 9 de mayo). Esa va a ser para mí una tarde importantísima, a la que voy con mucha ilusión. Ojalá que ayuden los toros, porque pasará algo importante. La alternativa en Nimes es también una gran ilusión, va a ser la tarde que sueña uno desde que quise ser torero. Espero que sea el comienzo de una gran carrera.

--¿El torero nace o se hace? ¿Tú qué crees?

--Yo creo que primero el torero nace, porque nace con unas condiciones innatas que te las da Dios, pero luego se hace, porque si esas cualidades no las potencias y no las trabajas, en sí mismas no valen nada. Dicen que puede más el que quiere que el que puede.

--Antiguamente el toreo se transmitía por vía oral de los toreros veteranos a los toreros jóvenes. Ahora los toreros contáis con el vídeo. También véis torear a otros toreros. Vamos a ir repasando los tres tercios y los toreros en los que tú te fijas y más te gustan. Tú, con el capote, ¿qué toreros te dicen?

--Yo creo que todos los toreros tenemos un referente especial, y todos sabemos que es el maestro Morante de la Puebla, que yo creo que no ya en esta época, sino en la historia del toreo, es uno de los que mejor han toreado con el capote, si no el mejor. También cojo muchas cosas de Rafael de Paula, que toreó con el capote maravillosamente, y en esta última época, también de Alejandro Talavante, que lo maneja de una forma especial.

--Y con la muleta, ¿en quién te fijas, qué forma de torear sientes tú más?

--Tengo que reconocer que siento especial debilidad por Alejandro Talavante. Me fijo en él en todo, y especialmente en su muleta. Para mí ha sido un espejo siempre, y lo sigue y seguirá siendo. Además, he tenido el privilegio de poder compartir algunos días en su casa, he entrenado con él.

--¿Y con la espada, que sabemos que te cuesta? Porque has perdido muchos triunfos por no matar los novillos.

--Creo que cada uno debe de tener su forma. Sí hay toreros que hacen la suerte de la forma más pura. Uno de ellos es Uceda Leal, y también El Fundi, que mataba de forma contundente. Es verdad que yo tanta pureza en la suerte suprema no tengo y tengo que buscar mis trucos.

--Vamos a ir pasando revista a las suertes, especialmente las que tu dominas. Vamos a hablar de la verónica. Porque hay muchos toreros, con muchos años de alternativa, que no torean a la verónica porque no dominan esta suerte, que es la fundamental del toreo de capote. ¿Tú, cómo sientes la verónica?

--Sin duda que es la suerte fundamental. Yo creo que el que sabe torear a la verónica, sabe torear en todas las suertes con el capote. Es difícil de explicar cómo la siento. Yo creo que, como en todas las suertes, hay que hacerla con la mayor pureza posible. Y lo puro es citar al toro asentado, torear con la mano de fuera, con el mentón hundido en el pecho y girando la cintura. Eso es lo que llega arriba y lo que para mí es lo más puro.

--Y la media verónica, que llaman belmontina cuando se da como tú la das.

--Es una media bastante arrebujada en la cadera y es como una media vuelta. A mí me gusta bastante rematar los lances con la media verónica, porque tiene mucha expresión y dice de la expresión del torero. Bien hecha es muy bonita.

--Ginés, ¿y la chicuelina? A veces se dan de una forma zarrapastrosa, con un giro violento, en lo que es un recorte. Pero tú no recortas al toro, sino que lo llevas en la chicuelina toreado con los vuelos del capote después del embroque.

--Sí, creo que es lo más correcto, llevar al toro toreado hasta el final. Hay toreros que prefieren cambiar al toro la trayectoria y pasárselo muy cerca, pero creo que también se lo puede pasar uno cerca haciéndolo con torería y toreando al animal hacia atrás.

--Vamos a pasar con la muleta. A ti, ¿cómo te gusta iniciar la faena?

--Yo no lo llevo pensado pero siempre tengo en la cabeza varias formas de comenzar con la muleta. Luego, cada animal, según sus condiciones, te pide una forma u otra. A mí no me gusta hacer siempre lo mismo. Sí me gusta sorprender a la gente, e impactarla, lo que es muy bueno para la faena.

--Luego ya te pones a torear en redondo, que es hacia donde ha evolucionado el toreo. ¿Te pones, más cruzado, menos cruzado?

--Cruzado lo más posible, que es lo más puro. La buena colocación es lo que uno tiene que buscar. Es muy importante y lo es más ante animales complicados, que parece que no tienen un muletazo pero que a mí me han sorprendido cómo terminan embistiendo. La colocación en el toreo es fundamental para todo pero, con la muleta, muchísimo más.

--Ginés, hay dos cosas de tu toreo que nos llaman mucho la atención: una de ellas es que te pasas cerca los novillos, y la segunda es que tratas de evitar los toques, para torear sin violencias.

--Sí, creo que ahí está el toreo en su máxima expresión. Principalmente pasarte cerca al toro, que da emoción a lo que haces, y lo que transmite y llega a la gente. Y luego torear sin violencias y despacio. Torear despacio es lo más difícil del toreo, reducir la velocidad de la embestida cuando lo obligas. Y hacerlo con los menos toques posibles es dónde está la verdad y la pureza.

--Y la ligazón.

--También. La ligazón viene a partir del comportamiento del toro. Lo que hay que hacer es dejársela puesta. Aunque también hay mucha belleza en los muletazos de uno en uno. Últimamente lo busco cuando se para el toro. Intento que la gente diga también ole.

--Se está imponiendo el arrimón. ¿Tú como sientes ese final de faena?

--Lo hago porque creo que tengo capacidad para ponerme en esa cercanía, pero intento cada vez hacerlo menos porque creo que lo que de verdad vale es torear bien. Siempre ha sido así en la historia del toreo, pero creo que ahora se valora más que nunca. Yo prefiero en el final de faena torear de uno en uno, toreando despacio y bien, bien colocado, a tirar por la calle del valor y asustar a la gente, que tiene mucho mérito, pero que a mí me gusta menos, aunque lo haga a veces por necesidad de triunfo.

--Y la estocada, ¿Tú no sientes mucho esa suerte?

--Bueno, aunque no lo hago todo lo bien que me gustaría, sí que intento disfrutar la suerte de matar.

--Ginés, te voy a leer una frase de Ortega y Gasset, de lo que es torear. Decía que es conducir la embestida del toro, y no desaprovechar nada de ella.

--Pues sí, está claro. Torear es conducir la embestida de un animal, que va a la muleta porque se mueve y ponemos fe en ello, y conseguir con esa embestida crear algo que tú sientes, que en ese momento quieres expresar.

--Entonces, ¿el toreo es un sentimiento?

--Indudablemente. El toreo es un sentimiento por el que expresamos todo lo que uno lleva dentro. Cuando uno va a la plaza, y no tiene nada interior que expresar, ni de felicidad, ni de nada, no puede torear bien en la vida. Para torear, lo primero es que tienes que sentirte feliz y satisfecho con lo que haces, y disfrutarlo.

--Decía Belmonte que se torea como se es. Tú toreas de una forma pausada, tranquila, sin violencia, nos das la impresión de que vas por la plaza con mucha naturalidad. ¿Tú eres así en tu vida cotidiana?

--Suelo ser bastante tranquilo y tardón. Yo creo que esa frase es muy cierta pues creo que se asemeja cómo somos en nuestra vida a cómo nos comportamos en la plaza. La personalidad que uno tenga en su vida es la que va a transmitir en la plaza.

--¿El toreo es un arte?

--Sí. Igual que es un sentimiento es un arte, y los toreros somos artistas que expresamos un sentimiento que llevamos dentro.

--Cuando no estás toreando, ¿en qué usas tu tiempo? ¿Qué aficiones tienes?

--La verdad es que tengo pocas aficiones, aparte de estar con mis amigos. Lo demás es torear y entrenar, y como dedico mi vida al toro, cuando no tengo que entrenar, pues entreno por si acaso.

--¿Te gusta el fútbol?

--De chico jugaba y ahora echo algunos ratos con el balón, pero no me paro mucho ni soy seguidor de ningún equipo.

--¿Te gusta el cine?

--Antes iba más pero ahora, aunque me gusta, voy poco.

--¿Te gustan los juegos, la PSP y esas cosas?

--No, ni siquiera de pequeño. No he tenido consolas y me siento orgulloso.

--Tu hermana sé que va a verte torear, y te lleva siempre un ramo.

--Sí, se llama Nuria y me quiere mucho.

--Ginés, te has rodeado de gente de tu tierra. Contigo va tu padre como picador, y Javier Ambel, El Fini y Manuel Izquierdo como banderilleros. ¿Cómo te sientes con esta compañía?

--Pues bien. Estoy bastante contento con mi cuadrilla y reconozco que soy bastante especial en este aspecto. Me gusta que entre ellos se lleven bien y yo llevarme bien con todos. Somos todos amigos y como una familia. Además, son todos buenos profesionales. Aunque a lo mejor no lo parezca, la relación fuera de la plaza puede ayudar mucho a cómo te encuentres en el ruedo.

--¿Qué les dirías a esa gente que no respetan la fiesta de los toros y pretenden prohibirla?

--Le diría que se preocupasen de otras cosas más importantes que suceden en España y en el mundo, como puede ser el hambre o la pobreza. A partir de ahí, podríamos hablar de si quitar o no los toros.

Concluíamos una entrevista que fue una delicia. Ginés había sido todo naturalidad y todo sensatez. La impresión que dejó fue la de tener una cabeza muy despierta y muy asentada. Prueba de ello fue el no creerse nada y la respuesta que dio a la pregunta final.

--Ginés, ¿tú te das cuenta de la expectación y la esperanza que suscitas en Extremadura?

--Bueno, uno lo intenta llevar de la mejor manera posible y el saber que hay mucha gente que confía en ti y que, sin mala intención, te echan muchos elogios. Y eso, aunque parezca bueno, en realidad no lo es para un torero, porque te puedes venir arriba y no hay que creerse nada. Esto es constancia y sacrificio, por lo que hay que estar día a día entrenándote y preparándote.