Un equipo internacional, dirigido por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha descubierto que los glaciares aumentan bruscamente su velocidad después de un terremoto glacial, según informa hoy este organismo en un comunicado.

El hallazgo ha sido posible gracias al uso de un preciso sistema GPS polar y se ha realizado en el glaciar continental Helheim, situado al este de Groenlandia.

Algunos de los glaciares que drenan el gran manto de hielo que cubre Groenlandia son los más rápidos del mundo.

Se trata de glaciares continentales, caracterizados por tener forma de valle y por conectar la zona de acumulación de hielo directamente con el mar, una circunstancia que hace que se vean afectados por la fuerza de las mareas.

El equipo internacional ha descubierto que el flujo de hielo de uno de estos glaciares responde bruscamente a la marea oceánica tras producirse un terremoto glacial.

Con los datos aportados por un novedoso sistema GPS, los científicos han hallado evidencias de que la velocidad de deslizamiento de Helheim se altera enormemente tras un seísmo, lo que supone menos resistencia a la fuerza que imprimen las mareas.

Al igual que el agua de los ríos fluye, el hielo de los glaciares se deforma y se desliza sobre la base a una determinada velocidad.

En el caso del Helheim, uno de los más rápidos del planeta, es la marea la encargada de modular esta dinámica: cuando la marea baja, el glaciar se acelera y cuando sube, se ralentiza.

"La velocidad aumenta o disminuye según la presión hidráulica que ejerza la fuerza de la marea sobre el frente del glaciar", explica el investigador del CSIC Pedro Elosegui, uno de los autores de la investigación publicada en Geophysical Research Letters.

Los científicos han observado que la respuesta del glaciar aumenta en más del cien por cien tras un seísmo.

Para los investigadores, existe una relación entre los terremotos glaciales y los desprendimientos de hielo en el frente del glaciar.

Según su teoría, el terremoto se produce después de desprenderse del glaciar un bloque de hielo inestable, más alto que ancho. "Al desprenderse, rotaría y chocaría con la cara frontal ejerciendo una fuerza de empuje sobre todo el glaciar, lo que generaría las ondas sísmicas que detectamos", precisa.

Los investigadores españoles, con los que colabora un equipo estadounidense y otro danés, llevan desde 2006 instalando una amplia red de receptores GPS en los glaciares Helheim y Kangerdlugssuaqd.

Esta tecnología, desarrollada en el CSIC, es alimentada con energía solar y cuenta con un sistema de telecomunicaciones para transmitir los datos vía satélite y en tiempo real.